ERRATA, ENTRE EL DELIRIO Y EL FILM NOIR
La ópera prima de Iván Vescovo prescinde de dispositivos tecno para contar la paranoia, el engaño y recuerdos grises.
› Por Facundo Enrique Soler
El desafío de contar una historia en 2014 sin recurrir a ningún guiño tecnológico quedó superado en Errata, ópera prima de Iván Vescovo, director de 25 años. En la trama —por un lado, el delirio absoluto de un pibe buscando a su amada; por el otro, un policial crudo repleto de suspenso— no muestra ningún dispositivo tecnológico. “El planteo es no permanecer en un momento preciso, más allá de que los que la logramos somos todos jóvenes”, aclara Iván. “Podría ser del ‘91 o de 2005, la idea era no anclar un elemento de ninguna época.”
El largometraje fue grabado en fílmico y muestra todas sus escenas en blanco y negro, lo que genera una imagen absolutamente extraña para el ojo del espectador: los movimientos y gestos se ven muy diferentes. “En el rodaje había un aura de silencio, todos se callaban cuando se prendía la luz roja”, recuerda el director. “No había monitor, era yo cámara en mano.” De todas maneras, lo peculiar de Errata es su rebuscada historia (o historias), un relato entrelazado en el amor hipster del fotógrafo Ulises (Nicolás Woller) por Alma (Guadalupe Docampo), una enigmática estudiante de Letras. El elemento fantástico se complementa con una excelente explotación del mito de la errata en El jardín de senderos que se bifurcan de Borges y cómo ese error es determinante en lo que sucede con la pareja.
El guión, un logro conjunto del director y Fernando Rigueira, va de atrás para adelante entre ambos relatos, que aparecen en la cabeza de Ulises, caminando o corriendo por una Buenos Aires vacía y misteriosa entre lo que recuerda y cree recordar. Hasta el final es difícil determinar si el protagonista es un paranoico que fantasea todo lo que vive, un pobre pibe abandonado o un cornudo que quedó pagando. El aura de misterio y bardo se ve perfectamente complementado con la música de Bauer, que además aparece tocando en una de las escenas más enigmáticas. El resto de los personajes que terminan de construir el relato son caras conocidas como Federico D’Elía, Boy Olmi y Martín Piroyansky haciendo de un maleante violento, un papel peculiar para él.
El año que duró la filmación de Errata fue un proceso caótico en el que el equipo durmió en un departamento abandonado varias noches y hasta se movilizó a Las Toninas para hacer un par de escenas de playa. Todo a pulmón: la película es absolutamente independiente, logrando un gustito diferente en el terreno de los premios. Desde su estreno internacional, giró por varios festivales de afuera hasta entrar en la competencia del Festival de Kerala, India, y llevarse el premio a mejor película. “Caminaba por las calles de la India y me sacaban fotos, no entendía absolutamente nada”, recuerda Iván. “Parecía un beatle.”
* Desde el jueves 20 en cines.
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