POR JAVIER AGUIRRE

La comparación más tentadora es lo primero que ellos se encargan de echar a patadas: no son rockeros-tangueros. Ni mucho menos “jóvenes-renovadores” del tango. Aunque la imagen –que no será todo, pero algo es– de los doce músicos que integran la Orquesta Típica Fernández Fierro da lugar a interpretaciones así: piercing faciales por allí, melena y mirada metalera por allá, peinado Cipolatti junto al violín, dreadlocks detrás del bandoneón... Su camarín parece el Abierto Argentino de Fernet, y su escenario... potencia. O mejor: fiereza. Parecen enemigos del candor atildado del tango exportable, y mucho más del que abundó en Buenos Aires en las últimas décadas. Afirman, con la misma furia “rockera” con la tocan, que “Grandes valores de tango”, los cursos de “Aprenda a bailar tango” y la “salida laboral” que el tango significa para muchos músicos argentinos hicieron un desastre: todo eso convirtió el tango actual en una parodia liviana, muy liviana. Con un disco editado (Envasado en origen) y otro en camino, y una sucesión de experiencias musicales paralelas no oficiales que van del tecno a la cumbia, el pianista y director Julián Peralta, el bandoneonista Flavio Reggiani y el violinista Federico Terranova (también integran la OTFF la viola de Meta Pacini, el cantor Chino Laborde, los bandoneones de Román Rosso, Julián Hasse y Fernando Añon Barros; el chelo de Alfredo Zuccarelli, los violines de Pablo Guinzburg y Leo Minig, y el contrabajo de Yuri Venturin) hablaron de su militancia por un tango nacional, popular y, especialmente, actual.
–¿Por qué rechazan la idea de “tango-rock”?
Federico: –No somos tangueros-rockeros ni rockeros-tangueros. No se mezclan. Nos gusta el rock, algunos lo tocamos, pero es otra cosa. Hacer rock acá es más artificial que hacer tango.
Flavio: –En la orquesta hay todo tipo de freaks... Gente que toca y escucha rock, música contemporánea, música clásica, vanguardia, cumbia, electrónica... Lo que pasa es que lo que nos une a todos no es el rock sino el tango.
–¿Sospechan de esa idea de que si alguien joven hace tango, es “renovador”?
Federico: –Nosotros no somos tangueros modernos, somos tangueros, fuera de cualquier estereotipo. Nosotros no miramos atrás, ni tampoco adelante. Somos tangueros y vivimos ahora, no en la época del malevo del cuchillo y el empedrado. Hoy los chorros llevan un revólver. Si una persona mayor me cuenta cómo era el tango antes... Yo pienso “eso no es tango”. Hoy es otra cosa.
Julián: –No vivimos el tango como una anécdota. Nos fluye naturalmente a todos los que estamos en Buenos Aires y el conurbano, incluso al que escucha otra música. El acento de acá al hablar es como un fraseo de bandoneón: “ta-ta-ta-tá-ta, ta-ta-ta-tá”. La atorrancia, lo de salir adelantado en muchas cosas, eso es tango. Así que lo vemos con naturalidad y sinceridad. Aunque, si te ponés en pose, la cagaste.
–¿Qué piensan de esa curva que lleva a muchos músicos de rock a, después de un tiempo de tocar rock, “descubrir” el tango?
Flavio: –Se dan cuenta de que siempre lo tuvieron adentro. Aunque a veces pasa como cuando un hombre se viste de mujer, y exagera, y quiere parecer más mujer que una mujer. Cuando alguien se quiere hacer el tanguero, exagera todo lo peor del tango, los clichés. Así fue que “Grandes valores del tango” y la peluca de Soldán sepultaron al tango.
Federico: –Hay muchos con re-buenas intenciones, y que se parecen a nosotros en cuanto a decir: “Loco, el tango es ahora; no imitemos al pasado”. Pero sin el conocimiento técnico.
Julián: –Es como el semillero del fútbol. Si tenés cuatro millones de pibes jugando, seguro vas a encontrar algunos buenos de verdad. Para quehaya buen rock primero tiene que haber muchos grupos de rock. En el tango no somos tantos; todavía hay muchos más grupos de rock que de tango.


La Orquesta Típica Fernández Fierro se presenta el lunes a las 22 en La Trastienda, Balcarce 460.