A veces la vida puede brindar más de una oportunidad. Exactamente eso es lo que le pasó a Linda Perry. Cualquiera que haya vivido la masificación del rock alternativo de los ‘90 recuerda su voz en el hit “What’s up”, de 4 Non Blondes. Después de esa fama súbita y de seis millones de copias vendidas a caballo de aquella canción (una balada power), la banda se desarmó y el disco solista de Perry (In Flight) pasó completamente inadvertido. Para colmo de males, la dama invirtió en un sello propio y financió una película semiporno, dos proyectos que la dejaron, dice, con apenas 37 dólares en el bolsillo. Pero un día recibió un llamado que le cambió la vida... por segunda vez: “Encontré tu número en la agenda de mi maquilladora y estoy muy nerviosa por llamarte, pero quisiera que trabajes en mi álbum”, le decía una tal Alecia Moore, más conocida como Pink. Perry escribió siete canciones para M!ssundaztood, el último disco de la chica del pelo rosado. Y como una de esas canciones era “Get the party started”, la ex 4 Non Blondes se convirtió en una de las compositoras más buscadas y cotizadas de la expandida escena pop. Christina Aguilera requirió de sus servicios durante la grabación de Stripped y Perry le entregó cuatro temas, incluido el hit “Beautiful”. Ahora trabaja con Courtney Love (para su primer álbum post-Hole), otra vez con Pink (que prepara su nuevo trabajo), con la actriz Juliette Lewis (que quiere lanzarse como cantante) y es posible que produzca el próximo trabajo de Jewel. Al parecer, Perry aprendió de su pasado y no dejará que su nuevo status de “estrella detrás de las estrellas” se le suba a la cabeza. “Ahora soy un éxito y parece que tengo mucha onda, pero el año próximo ya no”, dijo en una entrevista con el diario The New York Times. “Ya veré cómo seguir mi camino. Tener onda nunca me llevó a ninguna parte, pero no ser cool me ha llevado lejos.”