Jueves, 8 de mayo de 2014 | Hoy
A CONTINUACIóN, LOS COMING SOON
Curiosa frase para un grupo que en su nombre apunta al futuro, aunque tenga en We Are Friends un fantástico segundo disco.
Por Facundo Enrique Soler
El plan maestro de los hermanos Hirsch comenzó hace tres años, entre zapadas en su casa e ideas flotantes de formar una banda que tuviera ese fast disco que tanto les gusta. El génesis de Los Coming Soon se dio como un juego que devino en We Are Family, su disco debut, publicado en 2012. Llamaron la atención por su calidad, sus enormes canciones, lo particular de sus ritmos en estos pagos y el poder fiestero de su show en vivo. La explosión fue inmediata y el cuarteto se presentó en todas las fiestas de Buenos Aires haciendo sonar Fernet Tastes Good, el single que le dio vida a una generación de borrachos bien que disfrutaban de su bebida de origen tano y no se achicaban en algún copetín de renombre ante un tema de LCD Soundsystem, The Rapture o Miami Horror.
El desafío fue We Are Friends, segundo álbum, recién llegado y con varias sorpresas. Para comenzar, casi todo el disco está en español a diferencia de su predecesor sajón, un cambio muy jugado que salió genial. Pero también tiene una madurez y una sofisticación que pone a Los Coming Soon en una esfera más alta de la música local. Por ganas, brillo, sonido y paciencia, estos pibes lograron diez canciones que representan lo mejor del disco rock porteño de los últimos tiempos. Temas como La pista o Carta astral meten ese movimiento de pie en sincera relación con un headbanging soft y, sin caer en la balada reglamentaria, los temas como Alcohol o Juntos bajan diez cambios e invitan a ver los primeros rayos de sol con ganas.
Costó mucho laburo, ansiedad y sorpresas. ¿El resultado? Un clásico prometedor mezclado por el estadounidense Eric Broucek (Hercules & Love Affair, Holly Ghost, Little Boots) y con la participación de Ale Sergi como un satélite pop. Laura y Patricio Hirsch se complementan para responder al NO. Ella aporta mucho desde la estética con ideas, color, conceptos y estamentos. El habla desde las canciones, la composición, las horas en el estudio y la ansiedad. Una familia.
Laura: –Es una etapa madura. Mirá los colores de las tapas: el primero tiene un sintetizador de juguete con varios colores, te da infancia, otro momento del día. En We Are Friends llega el momento de la juventud y de la noche. Dejamos ese sonido de juguete y elaboramos un audio maduro.
Patricio: –En el primer disco era prueba y error. Después vino toda la locura y aprendimos mucho de meter la pata. We Are Friends fue un proceso ágil. Fue fundamental tocar tanto en vivo, nos transformó en una banda con ideología jazzera en lo impuro. Igual no llegamos a hacer todo lo que queríamos, estamos planeando el tercero. Se viene una trilogía. Es que soy muy manija. Está bueno ser así, la ansiedad es combustible para llevar planes a cabo. La única mala es que debería ser feliz con lo que sucede en el momento, que no es poco.
Estuvieron en los detalles, pero por otro lado improvisaron. ¿Cómo conviven esas ideas?
Laura: –La idea no era improvisar, era buscar una magia en particular. Que pase algo con cada uno de los sonidos que aparecen.
Patricio: –Hasta algo malo tal vez. No usamos trucos del estudio para que suene todo perfecto, ni siquiera afinamos las voces. Grabamos todo a la vez haciendo mucho hincapié en la batería.
Patricio: –Fue un paso re importante. Se trabajó mucho, hubo temas que llegaron a tener cinco letras hasta encontrar la definitiva. Para crecer tenía que aprender a escribir en español. Fue una dificultad por otras cuestiones, cómo uno se escucha o cómo está acostumbrado. Afianzó la identidad de quiénes somos.
Patricio: –Un montón de empresas se acercaron, las escuchamos, pero seguimos dándole prioridad a nuestro trabajo sin condiciones. Valoramos mucho lo propio y preferimos dictar todos los procesos. No quiero que me pongan un productor, que me digan cómo sonar. Nosotros lo grabamos, nosotros sabíamos cómo queríamos que sonara.
Laura: –No teníamos idea de con quién mezclarlo y le dije a Patricio: “Flashala, ¿quién sería el ingeniero de tus sueños?”. El respondió Nile Rodgers y le pedí que piense en otro y llegó Broucek, que había laburado mucho tiempo con DFA y sonaba igual de imposible.
Patricio: –Nos pusimos en contacto con sus managers, mandamos los temas y respondió desde Nueva York que le cabían. El tipo tenía una tarifa que se nos escapaba mucho, pero le ofrecimos lo que teníamos y accedió por ocho temas. Cuando empezamos a trabajar se armó toda una relación vía Skype y terminó mezclando todo el disco. Nos enloqueció porque él fue el padre de ese sonido disco rock que tanto nos gusta.
Patricio: –Mi último hit, gin tonic de tomillo y pomelo. Eso va muy bien para escuchar el disco, debe ser un poco más alcohólico, pero es el indicado. Ponderando todo lo que chupamos en la grabación, gana ése.
Laura: –Empezamos a ensayar en la casa de él y lo primero que definimos fue el tema de la barra de la sala.
* Viernes 9 en Teatro Sony, Cabrera 6027. A las 20.30.
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