Jueves, 29 de mayo de 2014 | Hoy
NICO MARTIN, COMO LOS QUIRóPTEROS
El nocturno, su quinto disco, es el más fresco y ambicioso del músico que propone que “hay que poner todo, más si sos independiente”.
Por Juan Barberis
Desde que arrancó solo y algo desprotegido tras cortar con Nuca, el proyecto macerado al oeste del Gran Buenos Aires que compartía con El Chávez, Nicolás Martin aloja en sus canciones el don de la intensidad. En solitario con su electroacústica o en banda, el cantante y guitarrista siempre se las arregló para ir soltando –y en cantidad– piezas de una urgencia fibrosa de apariencia frágil, composiciones pop rock que se desplazan sobre el filo de su voz cálida pero punzante, que parece controlar de manera total mediante una simpleza casi obsesiva. Sin embargo, para El nocturno algunas cosas empezaron a cambiar. “Estaba medio quisquilloso, tenía muchos temas grabados pero no me gustaba ninguno, algo que nunca me había pasado. Fue una etapa medio neurótica”, indica. “Así que a partir de ahí hubo una cosa de rebeldía y de quiebre que se fue llevando hacia todos lados.”
Sin un bagaje de canciones que apuntalaran el rumbo, Nico Martin se encontró con su disco (el quinto) más fresco pero también más ambicioso. Con una banda estable que armó tras la salida de Marea viva (2011), las canciones fueron surgiendo casi en simultáneo con la grabación, logrando una espontaneidad y sorpresa casi inéditas para los métodos que venía experimentando. De repente, las nuevas composiciones empezaron a forjar un concepto propio y bien definido, terminando por disparar los puntos de fuga de una obra sustanciosa. “Inconscientemente estaba lo conceptual; sentí que el hilo conductor estaba en la nocturnidad. Si bien las canciones son diferentes entre sí, hay una situación que se repite con este personaje único que se encuentra en la víspera de algo que está cambiando, que ya no quiere ser como es”, dice.
Con El Chávez y Juanito El Cantor al mando de la producción artística, Nico Martin y su banda se internaron en los Estudios Unísono, de Gustavo Cerati, para definir casi todo el disco. “Fue una cosa mística, tiene mucho valor simbólico haberlo grabado ahí. Todo se mantiene tal cual estaba, como esperando que él vuelva en cualquier momento”, cuenta Nico, que destaca al ex Soda Stereo como una de sus máximas influencias. Fueron tres jornadas completas en las que la banda terminó de definir las composiciones en vivo, al calor de la luz roja. “En mi experiencia, los procesos siempre son muy largos y al momento de grabar hay canciones que ya tienen cuatro años, es demasiado tiempo”, evalúa el cantante. “Pero acá estábamos registrando algo que hablaba del momento; la impronta musical y las melodías son bien de ahora. Todavía hoy toco esas canciones y las siento frescas, muy nuevas.”
Pese a su concepción espontánea, El nocturno suena orgánico y sutil, rockero pero melódico, apuntalado por las guitarras de Martin y Mauro Duek y los arreglos de un cuarteto de cuerdas que ya forma parte estable de la banda. A la vez, y en paralelo con el proceso de grabación, Nicolás tramó una compleja edición física que terminó dando como resultado un libro que compila el trabajo de veinte ilustradores de Argentina y el exterior convocados para la ocasión. “Creo que es un buen mensaje. Estoy en un lugar muy privilegiado en ese sentido, no tengo que rendirle cuentas a nadie, no hay cien mil fans esperando que toque el hit. Las presiones que se tienen son personales, de búsqueda, de autoconocimiento”, argumenta. “Es una manera de darle carácter al trabajo que se está haciendo. Tenés que poner todo, y más si sos independiente. Hay que seguir redoblando la apuesta.”
* Viernes 6 de junio en The Roxy Palermo Hollywood, Niceto Vega 5542. A las 21.
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