Decía Robert Louis Stevenson, autor de El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde y La isla del tesoro, que era muy difícil, a finales del siglo XIX, concebir una aventura capaz de interesar a una sensibilidad superior. Decía que era prácticamente imposible. Sin embargo, al escribir en 1940 el prólogo a La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges rebatió esas blasfemias y afirmó que aún en ese siglo XX era posible tejer tramas interesantes. Literatura que suena, disco ideado por la editorial Clase Turista, es un convite a volver a esos libros clásicos, a esas ponderaciones literarias, a través de diez canciones y un bonus track que no tienen que ver con ritmos obvios. Casa tomada de Julio Cortázar no es jazz, El Aleph no es una sinfonía ni El gaucho Martín Fierro, un malambo.

Compuesta por Lorena Iglesias, Iván Moiseeff y Esteban Castromán, la editorial logró que diversos públicos se acercaran. Así lo hicieron con Mental Movies, proyecto para el cual distintos autores escribieron cuentos en un afiche de cine diseñado por artistas gráficos, mientras que músicos hicieron la banda sonora. Fusionar sonidos nuevos y libros clásicos era un choque perfecto. La coartada fue la última Feria del Libro, donde llevaron a autores como Macedonio Fernández y Lucio V. Mansilla musicalizados con ritmos que no fueran los esperables. Les parecía que “estaba bueno que un público que no baja este tipo de música se encuentre con cosas que le gustan a través de sus libros favoritos”.

En el stand de Bibliotecas de la Ciudad hubo auriculares dispuestos para escuchar el disco, además de conciertos de Bicicletas, 107 Faunos, Simja Dujov y Fer Gril. Y a pesar de que en Clase Turista no tenían demasiada fe con la convocatoria en La Rural, hubo 80 mil reproducciones y pasaron unas 30 mil personas a escuchar. Incluso, cuenta Iván, recibió mensajes de maestros que usan estas canciones en sus clases como una forma más amable de aproximar a sus alumnos a la literatura. El disco se puede escuchar por Bandcamp, lleva unas 50 mil reproducciones y fue compartido cerca de mil veces en redes sociales. “Fue un trabajo conjunto. A priori necesitábamos que los escritores fueran muy conocidos porque era una puerta de entrada a las bandas. Tenían que ser estilos con los que sonara muy interesante la mezcla”, cuenta Iván. Entonces buscaron bandas que participen de la escena actual y que a la vez estuvieran vinculados al mundo del libro.

A Sofía Viola le dieron a elegir entre autores que iban quedando y se quedó con Alfonsina Storni porque le gustaba ese poema de corte feminista, Hombre pequeñito. “No estaba muy inspirada en ese momento para componer, entonces agarró la letra derecho y le puso ritmo de ballenato”, dice el editor. El Remolón, que hace cumbia digital y es parte de la escudería de músicos de Zizek, se quedó con Horacio Quiroga, el escritor que hizo de la selva misionera el hábitat de sus cuentos. Y justamente la selva era, para El Remolón, objeto de sus creaciones. “Fue conversado el tema de qué libro les gusta y cuál no. En muchos casos, los músicos son poetas, como 107 Faunos. Les dimos Oliverio Girondo y eligieron el texto”, cuenta Iván.

Así, Bioy Casares se vuelve rockero por Bicicletas; Julio Cortázar es cuartetero por obra de Simja Dujov; Alfonsina Storni, caribeña por Sofía Viola; Lucio V. Mansilla, hiphopero loco por Tomi Lebrero; Oliverio Girondo es lo-fi pop por 107 Faunos; Macedonio Fernández, neofolklórico por Paloma del Cerro; Horacio Quiroga, selvático y cumbiero como siempre por El Remolón; Alejandra Pizarnik, psicodélica y sacada por NDE Ramírez; José Hernández, rapero por la gracia de Fer Gril; Borges, chamamecero por Lucas Monzón y también milonguero por 34 puñaladas y Vítor Ramil.

* Domingo 24 de agosto en la Casa de la Lectura, Talcahuano 1261.