Jueves, 24 de julio de 2014 | Hoy
LA INFERIORIDAD NUMéRICA COMO ESTéTICA
¿Será ésta la época dorada de los dúos? ¿O apenas el choque de fuerzas siempre dobles en búsqueda de sobrevivir al quilombo de los gentíos? El Sur, Soldadores y Santos Wussies cuentan por qué su rock duro es bicéfalo.
Por Facundo Enrique Soler
El poder de tan sólo dos personas nunca tiene que ser subestimado. Del encuentro de dos humanos puede resultar el génesis de la vida. La correcta conexión entre un enganche y un delantero puede resultar en gol (el otro génesis de la vida). Los dúos son una galaxia aparte en la que todo tipo de constelación se divide 50 y 50, sin terceros para echarle la culpa y con el doble de tareas a dividir. Cuando un villano se extralimitaba, Batman miraba a Robin, Scooby caía a upa de Shaggy y Chewbacca puteaba en wookiee a Han Solo. Diego Capusotto se apoyaba sobre Fabio Alberti al representar una de las duplas humorísticas que mejor deleitó en la pantalla chica nacional, como Olmedo-Porcel, Guinzburg-Castelo o Pachu-Pablo. Todo de a dos, a veces tirando la pelota a un costado, pero siempre bancando los trapos del otro.
La música no es ajena a la fórmula lineal del uno más uno. Entre los contemporáneos hay un desmán por las andanzas de The Black Keys, una nostalgia palpable ante los hoy separados The White Stripes y muestras geniales de rock dual con No Age, Japandrois, She & Him, Matt & Kim y Tegan & Sara (todos ejemplos excelentes de cómo romperla de a dos). Pero la historia mantiene el dúo como un bicho raro. Incluso a casi treinta años del homoerótico video de Dancing in the Streets de Mick Jagger y David Bowie, el espectador común sigue esperando que ellos se rompan la boca en un beso interminable antes que apreciar el cover de Martha & The Vandellas interpretado por dos de los mejores cantantes de esa década.
La cara nacional del dúo regaló discos increíbles, como el extraño Gori & Nekro Golden Hits en el que el cantante y el guitarrista de Fun People repasan todos sus éxitos en un perturbante formato acústico (en su momento presentado como si fuera un disco de vinilo, en caja de cartón de esas medidas). También se pueden revisar las andanzas de Cerati-Melero, Iorio-Flavio Cianciarulo, Maradona-Andrés Calamaro, Le Microkosmos o Prietto Viaja al Cosmos con Mariano.
La escena actual tiene tres ejemplos geniales para perderse en la música interpretada de a dos. El low punk de El Sur, el blues rock macabro de Soldadores y el bardo fino de Santos Wussies. Todos dúos con algo más que rock en común, la idea de abrazar la fórmula de a dos como única salida viable para entrar a un estudio o subir a un escenario. El NO entrevistó a las tres formaciones y todos respondieron fervorosamente que no ante la idea de agregar a alguien más a sus proyectos (algunos incluso usaron malas palabras para ejemplificar su pensamiento).
Los factores de preferir ser sólo dos recaen en la facilidad de la comunicación, la divina necesidad de trabajar más que en una banda estándar o la simpleza de la inferioridad numérica. Lo cierto es que hay mucho valor en ver a tan sólo dos personas tocando, cerrar los ojos y sentir que el ruido que sale de los parlantes equivale al de un grupo de cuatro o más. La pesadez que estas tres opciones logran desde sus discos, todas producciones independientes, va más allá de la matemática del segundo número de la tabla para regalar algunas de las propuestas más interesantes de la primera mitad de 2014. Hay que ver en vivo a estos tres dúos, hay que darles play a sus lanzamientos.
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