Jueves, 24 de julio de 2014 | Hoy
CAMILA MORENO Y LAS MUJERES FUERTES
La cantautora chilena, que admira lo mismo a Björk, Violeta Parra y PJ Harvey, sigue removiendo su disco Panal.
Por Julia González
”Tenía la idea de generar una imagen de un organismo concentrado sobre su centro”, compara Camila Moreno el concepto de un panal de abejas con su último disco, publicado en 2012, al que llamó, justamente, Panal. Atraída por el mantra que genera el zumbido del enjambre, la chilena llevó la Teoría del Todo a su propia entidad. Para componer algunas canciones del disco viajó a Tierra del Fuego con un grupo de amigos. Ellos se fueron y Moreno quedó sola frente al Lago Deseado. Creyó necesario escuchar su propio sonido y para eso tenía que aislarse, así fuera en el fin del mundo. Fueron días de buscar letras y armonías como una abeja obrera con el propósito condensado en su faena. “Me hundí en mí”, canta en Caer, el track 8, y da cuenta del ensimismamiento.
Las de Panal son canciones dramáticas de desamor, de amor, de los ciclos vitales. “Fue la necesidad de irme muy lejos y encerrarme sola con la naturaleza y poder volver a escucharme. Me reencanté de mí, realmente. Me costó en momentos encontrarles el lado a las canciones, pero más que nada fue estar ahí en contacto con el lago, fue alucinante, lo haría mil veces más”, cuenta Camila desde Santiago de Chile.
Almismotiempo fue su primer trabajo, editado en 2009, y Opmeitomsimla un EP que puede funcionar como una continuación del primer disco, un lado B que publicó en 2010. Por entonces, Camila estaba expansiva y había grabado en vivo y con banda, mientras que Panal lo hizo prácticamente sola, a excepción de los bajos. “En el último disco no busqué un sonido súper rockero sino que estoy más enfocada en buscar mi estilo. Panal es un disco más maduro, más mío, donde yo ya estoy emponderada de lo que quiero hacer”, dice la cantautora, que sabe que este trabajo marca el precedente de lo que seguirá haciendo.
Se escuchan guitarras, mandolinas, percusiones, un arpa, elementos orientales y un cuatro venezolano afinado de una manera que dice haber inventado: “En Do menor, es más triste, para que no tuviera ese brillo”. Para terminar de sellar ese sonido fue desde la punta más austral del mundo hasta Nueva York a mezclar el disco con el venezolano Héctor Castillo, que trabajó con Beck, Roger Waters, Cerati y Tame Impala.
Alucinada desde chica con el mundo de las cantantes solistas, Camila dice que le da igual que la comparen con una o con otra, como ya lo hicieron con Violeta Parra y con Björk, más que nada por una cuestión física. PJ Harvey, Julieta Venegas, Andrea Echeverry, Lhasa de Sela, Tori Amos y sobre todo Björk son veneradas por la multiinstrumentista: “Estas y otras solistas me han marcado, creo que un poco de admiración y empatía que yo sentía por esas mujeres con tanta fuerza cantando solas, me conmovían, marcaron mis sentidos de hacer música. A mí, la Björk me cambió la vida, ha sido mi mentora”, reconoce Moreno. Y aparecen las imágenes de cuando llegaba del colegio y se ponía a cantar los temas de la islandesa, y las repetía tanto que a fuerza de traducirlas aprendió a hablar en inglés. “Tuve un proceso de enamoramiento de su trabajo muy fuerte y ella me ayudó mucho en un momento de mi vida con su música”, dice Moreno, que entendió que la música la condujo a la transformación de los estados emocionales. “Y eso –cierra– es súper alucinante.”
* Sábado 26 en Niceto Club, Niceto Vega 5510. A las 21.
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