Jue 21.08.2014
no

CIRO PERTUSI, EL PERRO AUTOCONSCIENTE

“De más grandes, queremos que la obra perdure, pero es injusto”

El cantante de Jauría repasa todo: miedos, logros, defectos y virtudes. Habla de Cromañón, de Attaque 77, de amigos y de dibujos animados. Pero con más fuerza que nada, ladra sobre este clan rockero que con dos discos en cuatro años impone su lógica itinerante a pura fuerza y solidaridad.

Como una manada de perros salvajes, Jauría no para. Desde que pusieron la maquinaria en funcionamiento no se detuvieron en ningún momento, incluso ante la partida de un integrante fundamental. A punto de tocar en el Generator Festival, entre videoclips y grabetas, Ciro Pertusi habló con el NO sobre la actualidad del cuarteto, que está con la vista en una gira junto a Cadena Perpetua que los va a llevar a recorrer nueve ciudades. “Se dio una fórmula repetida de salir de gira con ellos, y se nos ocurrió hacer algo diferente. Murdok, el manager de Cadena, tiró de hacer algo en conjunto, donde cada banda versionara una canción de la otra. Al final nos metimos a hacer un disco casi integral donde ambas bandas estamos cruzadas y mezcladas. También propusimos covers para hacer juntos, y Un golpe de suerte, de Moris, terminó siendo el fundamental. Así se llama la gira y todo terminó girando en torno de eso. Moris la escribió hace mucho y es terrible lo vigente que suena. El tema habla un poco de la actualidad, del país, la economía, cómo estamos esclavizados detrás del dinero, el dólar.”

Así fue que Jauría y Cadena, por idea de Ray Fajardo, se metieron a Ion para darle forma física al disco que van a repartir junto a la entrada de los shows de la gira. “Medio por azar, nos dimos cuenta de que todos los que estábamos citando para el disco habían grabado ahí, y nos pareció muy integral la idea. Fue muy divertido tocar mezclando ambas bandas”, comenta el cantante. “Ion tiene una vibra especial, realmente pasaron cosas muy grandes ahí. Nos juntamos dos bandas re laburantes y no hay nada mejor que estar en actividad haciendo algo juntos. Lo que se da entre nosotros es esa cuestión casi fabril, de compañeros de laburo, donde todos ayudan. Lo vivimos con alegría. Somos cultores del trabajo como combustible del amor. El arte es conductor y vehículo para todas estas cosas.”

Y más allá de la gran experiencia junto a Cadena, a fines del año pasado lanzaron Libre o muerto, su segundo disco, que piensan desarrollar por todo el país, Latinoamérica, México, hasta llegar por primera vez a España. Con la perspectiva de los meses que pasaron, Ciro ladra: “Toda la situación hizo un concepto que responde a Libre o muerto. Es el hecho de ese estado de gracia que es hacer lo que querés. A veces se pagan precios muy altos por entregarse a fondo, incluso diezmando tus tiempos, familia y salud, pero ahí está el resultado. Tiene canciones de digestión rápida, pero por ser un disco largo se va descubriendo con el tiempo. Por otro lado, es el cúmulo del resultado de una banda que se inició hace cuatro años y desde que salió el primer disco estamos componiendo todos. Ray trajo quince canciones, los hermanos Ambesi, doce, yo, once. Empezamos a analizar el material y trabajamos con 38 canciones factibles. Terminamos con 24, pero hubo tres que no estaban maduradas con respecto a las demás y quedaron de lado. Es un disco doble al precio de uno. Es doble en entrega. Es un disco que patea contra la lógica de estos tiempos. Nos planteamos un proyecto grupal donde largamos discos espaciados entre ediciones, pero con un caudal muy grande de material”.

Por lo general a los cantantes les cuesta cantar letras ajenas o deciden no hacerlo.

–A mí me resultó mucho de ensayo y experiencia. Ahora las canciones de otro las tomo como covers, algo con lo que tengo más experiencia. Me declaro abiertamente versionador. Me encanta hacerlo, del género que sea. De hecho ya lo hice con Attaque. Cuando agarro una canción de otro, trato de verla como si fuese un clásico establecido. Respeto las improntas con las que viene, pero aportando. De alguna manera empiezo a encontrarme con el fan antes de tiempo. Nosotros somos fans de lo que hace cada uno. Ray me gusta desde siempre. A los hermanos Ambesi la gente no tuvo la posibilidad de escucharlos a gran escala, pero yo los conozco hace 20 años y me encanta lo que hacen. Me libera un poco de lo mío, ya que a veces me sobreexijo demasiado y termino sin concretar. Cuando los músicos somos grandes, a veces queremos hacer una obra definitiva cuya letra y música perduren para siempre, lo que es un error. Cuando uno es chico escribe y hace cualquier cosa que se le viene, con mucha frescura. De más grandes nos la complicamos porque queremos que la obra y el mensaje perduren, pero es injusto. El mensaje y el pensamiento cambian, somos células vivas.

Es curioso que hables de canciones eternas a esta altura, cuando siendo tan joven ya habías logrado hits que suenan hasta hoy.

–Es muy loco. De pronto hoy desmenuzás la lírica y la música, y son canciones simples o con un vuelo demasiado terrenal, pero tienen un valor agregado que lo dan la historia, el tiempo, lo que han significado y provocado. Hay canciones que no ensayaría, pero a la hora de tocarlas en vivo siguen ganando y teniendo fuerza. Clásicos como Donde las águilas se atreven, que la escribí en el `90, tienen una cantidad de significados, caras, corazones, vivencias, humanidad, de todo.

Invitaron a grabar en el disco a Tery, de Carajo, Andrés Ciro, tu hermano, y unos cuántos músicos más. ¿Cuál fue el criterio para elegirlos?

–El hecho de que estuviésemos grabando tanto tiempo en la Argentina nos dio la posibilidad, y la revancha, de contar con un montón de colegas que nos gusta mucho lo que hacen. A medida que las canciones lo pidieron, fuimos llamando a los que nos parecían más apropiados. Tery nos dijo que contáramos con él, más allá de que laburó en la producción de guitarras. La canción necesitaba de su muñeca, onda y toque, de lo que pone en Carajo. Para El Angel de la Zona Sur, necesitábamos una armónica y llamamos a Andrés Ciro, que estuvo muy complicado hasta último momento. Estábamos mezclando en Estados Unidos, preguntó si estaba a tiempo, mandó la grabación, la acomodamos y quedó genial. Lo mismo con Edu Schmidt, un compañero de ruta con Arbol. Necesitábamos darle un toque irlandés a un tema y quedó bárbaro. Cuchi, el cantante de Marea, estuvo en Lanzallamas. Tiene una voz poderosa, rota, y Ray quería que el tema tuviera que ver con Marea y La Renga. Nos mandó la voz y quedó buenísima. También con Vala, de Cadena, Y además lo pedía. Lo invitamos, le encantó la canción y vino a casa a cantarlo. Nadie quedó fuera, todos los que llamamos dijeron que sí. También grabaron Maikel, mi hermano, y bocha de conocidos y desconocidos.

Hay cosas que el fan valora mucho, como entrar a la cocina de las canciones. Es muy piola que hayan colgado en la web una descripción de cada tema. ¿Por qué lo hicieron?

–Me interesa hacerlo para que quede. Después está el libre albedrío a la orden del día para todo: tener otra idea, entendimiento o confusión. De mi parte dejo todo ahí para que sepan de dónde vino. Me gusta hacerlo. Creo que gran parte de lo que hago es como crear una propia droga que me ayuda a vivir, levantarme, seguir adelante, luchar y dar cada vez más de esta música que no sólo le gusta a la gente, sino a mí también, y la hago para mis compañeros y familia. Lo que busco con todo esto es comunicación. Ver qué vuelve con todo lo que tiro, si estoy errado o si en esta vuelta aprendo cosas nuevas. Soy un agradecido de lo que pasa a mi alrededor.

Evidentemente la comunicación es importante para la banda, ya que están a pleno en sus redes sociales.

–Intentamos que nuestra red social sea un refugio donde se trata de evitar la agresión. Por eso decimos que la premisa es amor, humor y respeto. Cualquiera que venga con insultos, agresiones y discriminación será eliminado. No podemos permitir que en ese espacio ocurra lo mismo que en otros lados. Muchos se confunden y piensan que Facebook se creó para decir cualquier barrabasada.

Desde ahí apoyaron la lucha de Lucía Gatica contra la fumigación con agrotóxicos. ¿Hay un intento de concientización?

–La idea es llamar la atención sobre hechos que injustamente no se difunden demasiado, para que una persona como Sofía no quede relegada al anonimato. Cuanta más difusión le das, más gente se solidariza con eso, se acerca, y es más fácil que las multinacionales y sus intereses la chupen. Por eso tratamos de darles nuestro apoyo y solidaridad a esas luchas y a diferentes frentes y polos que se oponen a la fumigación con agrotóxicos. Acá en Capital pensamos que está muy lejos, pero lo tenemos en nuestros alimentos. Ellos lo ven directamente en malformaciones y afecciones que hay cerca de los campos donde se fumiga. En ningún proyecto político está como prioridad el medioambiente. Hay otras y es lógico que así sea, pero hay que acordarse de que el aire que respiramos es tan importante como la educación, la comida y los hospitales: todo eso se sustenta gracias al aire. El día que no exista ese aire, se acabó. Las otras conquistas no nos van a servir de nada. Nuestro territorio va a estar regalado, el agua va a cotizar en dólares. El tema es que acá vienen de afuera con dólares y se bajan todos los pantalones. Entonces, ¿qué es la patria? No es la bandera celeste y blanca ni los límites políticos. La patria es la tierra donde estamos parados, los pueblos originarios, los que defendieron esta tierra.

Ya con cuatro años de banda y dos discos en el lomo, ¿extrañás algo del pasado?

–No, porque lo estoy viviendo con Jauría y me estoy tomando algunas revanchas que ya no podía tener, como tener un acercamiento más directo con la gente. El hecho de volver a recorrer otros caminos, pasar y encontrarme con gente que estuvo desde el principio y que ya son grandes. Vienen con sus chicos y te dicen que te fueron a ver al pueblo en tal año, te cuentan la historia de cómo nos conocieron y lo bien que les hizo la música. Si no hubiera sido de esta manera, no se cómo lo podría haber vivido. Hay una frase que dice que la experiencia es un peine que te dan cuando te quedás pelado. Bueno, le pude hacer pito catalán a eso y decir “tengo experiencia, peine y pelo, ja ja”. Lo pude aplicar y es muy reconfortante.

Con respecto a tu pasado, hace poco saliste a bancar a Mariano Martínez por un problema que tuvo con alguien del público.

–Sí, lo de Mariano fue una situación desafortunada porque no pudo expresar algo que venía muy de fondo, que conocemos bien los que estamos cerca de él, y no tanto el público. Desde arriba se ven cosas que desde abajo no. El mosh y el pogo me encantan y quiero que sigan existiendo. Pero si lo vas a hacer, tenés que saber cómo. No son improvisados los que lo hacen. No es gente que va y se tira. Saben dónde, cómo: ni con las patas para adelante ni donde hay gente dudando. Es tener conciencia de dónde estás parado y de la gente a tu alrededor. Una sola patada voladora que no calculás te desnuca o te hace golpear la cabeza contra la valla y quedás inválido. Después viene todo lo que viene. Antes se pensaba que la pirotecnia adentro de un recital estaba bien. Ahora decimos que es una locura, y es verdad. ¿Cómo no lo vimos antes? Ahora recién lo vemos, pero siempre fue así. Tirarse entre la gente puede ser divertido, pero puede tener consecuencias. Por ahí Mariano no lo supo decir bien, y yo salté por un amigo.

Ya que nombrás la pirotecnia, ¿seguís lo que pasa en el caso Cromañón?

–Lo último no sé bien en qué anda. Vi una nota que le hicieron a Chabán, que se puso mal porque algunos salieron y él no. A mí me parece lo mismo. No me gusta que un músico o un tipo como Chabán, que hizo mucho por la escena, esté preso como único culpable. Si vamos a aplicar justicia por igual, no cae él solo. La justicia no es a medias, cae sobre todos los responsables. No estoy hablando de culpables con dedo acusador, estoy hablando de responsables. A veces hasta gente buena es responsable. Un accidente con el auto te hace responsable. Vos no quisiste hacerle daño a nadie, pero sin embargo sos responsable. Yo no inventé la ley, pero si van a aplicar justicia, debe ser justa para todos los artífices o implicados. No puede ser que la pague uno solo y los demás no. O hacemos un indulto y tratamos de conciliar y perdonarnos entre todos, reconociendo nuestras fallas y tratando de solucionar a futuro, o esperamos que caigan todos los responsables. Pero todos y cada uno. Me parece que sería bueno dar un paso adelante y darnos cuenta de que hubo una falla, no solamente de todos los implicados en el acto en sí, sino una falla humana y social. Como sociedad todos estábamos realmente cómodos en muchos aspectos, seguimos cómodos en otros y hay muchas cosas atadas con alambre. Lo mejor sería tratar de evitar todo antes que pase. Cromañón trajo mucho odio, venganza y política entre la gente. Creo que debería ser momento de perdonarnos entre todos porque nadie nos va a devolver a esos chicos. Sincerarse y reconocer qué es lo que cada quien hizo mal. Yo me estoy incluyendo entre la gente para que nadie se sienta malherido. Si empezamos con todos los actores del día de Cromañón, todos los involucrados desde la puerta hasta arriba, inspectores, municipalidad, público, hay fallas por todos lados. El público que fue tiene un montón de fallas y no las quiere reconocer. Metimos la pata muy fuerte en eso. Todos tuvimos fallas: reconozcámoslas y perdonémonos. Demos un paso adelante abrazándonos y no tratemos de crucificar a uno para que pague las fallas del otro. De los problemas que se hacen entre todos, se sale entre todos.

La partida de Pichu fue rara. Se fue en los mejores términos, por un viaje cuasi espiritual. ¿Cómo quedó la banda después de su salida?

–De entrada, él había dicho que se debía un viaje, y es lo que está haciendo. Lo veo como una impasse para redefinir su cuestión artística. Se sintió muy energizado y motivado con esta movida, pero cuando se encontró de vuelta ahí se dio cuenta de que el traje ya no le iba, y nos dijo que no sabía cómo hacer. Planteó tomarse el viaje porque quería hacer cosas de su vida. La situación era muy libre, y la idea era que si quería estar, esté de corazón, porque lo disfrutara y no por ataduras. Le tiramos buena energía para que vuelva cuando quiera. Apenas nos dijo que se iba hicimos un show más, charlamos si quería que lo anunciemos para no caretear nada y lo dijimos. Eso nos relajó a todos. Vivimos el resto de la gira como una especie de show despedida, con la mejor onda. El otro día hablamos de cómo andan sus cosas allá. Estuvo por México, Barcelona, París, en todos lados. Contaba que Buenos Aires, después de estar tanto tiempo fuera, es una ciudad muy deteriorada, con mucha agresividad, y decía que no sabía cuánto tiempo se iba a bancar acá. En un momento iba a volver para unos shows, pero estuvo a pleno, ni llegó a ensayar, y se le fue el tiempo. Con Seba Ambesi estamos re bien, pero si Pichu quiere volver, habrá tres guitarras. Jauría está abierto para él.

–En el disco sorprenden las inclusiones de los temas de Dragon Ball Z y el de Pocahontas.

–Versionar es un fuerte mío. En estos casos tuvo que ver con el nacimiento de mi hija. Al poco tiempo, haciendo zapping me pidió que deje Dragon Ball Z, porque se enchufaba mucho con los colores, las voces y las músicas. Empecé a sacar todos los openings y los endings para tocárselos. Un día se me ocurrió versionarlo en criolla para el día del amigo, lo colgué y explotó. Era algo que también mi hermano veía en mi casa. Tenía una entrega muy shaolín con respecto a Dragon Ball, y me bajaba línea de eso. Cuando vi a mi nena pensé que no podía ser que generaciones tan diferentes se coparan con lo mismo. Era muy fuerte que ese personaje esté tan instalado. Como la repercusión del video fue muy buena, pensé en hacerlo con la banda. Cuando lo tocamos en vivo hay gente de 45 pirulos con nenitos en hombros, pibes de 25, y todos se ponen locos.

–Hace poco volvieron a tocar con Attaque 77 en un show de Viticus. ¿Cómo vivieron esa sensación?

–Con Mariano tenemos comunicación hace tiempo, lo mismo que con Leo, y sabíamos que iba a pasar en algún momento. Ya nos habíamos encontrado en Córdoba veraneando de casualidad. Después vino esta movida, iba a cantar con Viticus y el Canciller, en su oficio de tal, agitó para que nos juntemos ahí. De hecho, quería que hagamos unas canciones de Attaque, pero le dije que se olvide porque si no se iba a especular cualquier cosa y se iba a desvirtuar su cumpleaños. La pasamos muy bien. No hubo una emoción extra, pero sí es gratificante saber que la mecánica de llevarse bien está intacta. Tuvimos tantos años de esa práctica y llegar ahí como si nada fue como andar en bicicleta. No lo perdés. Más cuando la distancia ayuda a no tener que tranzar con esas pequeñas toxicidades y vicios de la convivencia que se van arraigando con el tiempo. Ahora lo único que me queda de Attaque es lo mejor, la buena vivencia, el buen recuerdo y el cariño hacia ellos. Lo bueno es llevarse bien. Apenas me fui anhelaba el momento de hacerles llegar, sobre todo a Mariano que es un hermano de la vida, que no sería bueno esperar a que pase algo malo para que nos pidamos ayuda. Que estemos a tiempo. Eso es algo que se le debe a cualquier persona querida. Estamos cerca, a un teléfono, un mail o lo que sea de cualquier ayuda. Eso es reparador, si no te quedás pensando y soñando pavadas.

* Sábado 23 en Auditorio Oeste, Rivadavia 17.230, Haedo. Desde las 19 con Cadena Perpetua y La Doble A.

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux