D.I.E.T.R.I.C.H. CONFíA EN LA PROVIDENCIA
Hay seis músicos que intercambian sus instrumentos en recitales que llaman “intervenciones”. Hay un gran disco de ellos. Hay una misión sobre la mesa.
› Por Santiago Rial Ungaro
Cuando el padre de un amigo de los D.I.E.T.R.I.C.H. se vio en la foto de tapa de Providencia, se puso a llorar. Fue la emoción de recordar un momento culminante como el que expresa esa vieja fotografía en la que se lo ve sumergido en el mar en la paradisíaca bahía de Ilha Grande (Angra dos Reis, Brasil) con las montañas de fondo, mientras levanta con una mano triunfalmente a su pequeño hijo. Esa sensación se amplifica con la música del primer disco oficial de la banda: 10 canciones sin palabras, pero con sonidos cuidadosamente ensamblados en los estudios Unísono, que también tienen algo épico y esperanzador, algo que inspira sentimientos oceánicos, profundos, como los de la imagen de un lugar que, no casualmente, marcó el origen de la banda hace siete años: “Antes de ser una banda, es un proyecto que empezamos justamente ahí, en Ilha Grande, con Frisco”, comenta Hakinen.
“Esa foto se la sacó la madre a un amigo nuestro en ese mismo lugar. Nos impactó mucho la imagen, pero más aún el haber estado nosotros también justo en ese lugar cuando armamos el proyecto: ese sincronismo no podía ser casualidad.” Para los miembros de este proyecto, que considera desde sus primeras fechas a sus presentaciones como “intervenciones” y que volvió a grabar sus temas para el disco, distinciones y sincronismos son esenciales.
Frisco: Cuando arrancamos, los dos teníamos la sensación de que teníamos que liberarnos de lo que esperaban los demás de nosotros.
Hakinen: Al principio no podíamos sacar una fecha y tocar como cualquier banda, así que lo que hicimos fue armar un evento como un proyecto artístico que englobaba muestras de plástica o fotografía, dándole importancia al trabajo en las visuales. Y en algún momento de la noche aparecíamos y tocábamos.
Ya entonces se vislumbraban las intenciones de escapar a la inercia de adaptarse a una escena. Después de numerosas fechas en boliches, festivales y eventos poco convencionales, esta banda integrada por seis músicos (de los cuales cuatro son bateristas), que en vivo intercambian sus instrumentos, se distingue desde cada detalle. Desde su mismo nombre, cuya sigla hace referencia al código de aviación internacional Delta—India-Echo-Tango-Romeo-India-Charlie-Hotel, hasta en la decisión de que Providencia saliera el 17 de junio, en coincidencia con el aniversario de la muerte de Güemes.
Cuando Hakinen, Frisco, Rodo, Komarck, Gómez y F.Cobo se reúnen, la sensación es que más que de una banda se trata de una auténtica cofradía; un grupo de jóvenes conjurados cuyo objetivo es lograr una música nueva y propia, a la vez épica y plena de significados encriptados. En palabras de Frisco (que también divide sus esfuerzos entre el melotrón, el bajo, la guitarra acústica, el piano Rhodes y lo que haga falta), D.I.E.T.R.I.C.H. suena “como Ayrton Senna corriendo en un Fórmula 1 mientras escucha Milton Nascimento en los auriculares”. Sus compañeros de banda sonríen al escucharlo, pero está claro que lo de estos muchachos es una cosa seria.
“Creo que venimos de un par de décadas medio siniestras a nivel artístico: ahora todo tiene que ser entretenido. El otro día vi un documental en el que entrevistaban a La Máquina de Hacer Pájaros y en el que también aparecía Litto Nebbia: y decían lo mismo que nosotros ahora. Ideológicamente, el músico antes era considerado un artista, no sólo un entretenedor. Lo que pasó es que ese ejemplo de artistas quedó tan lejano que es algo que no se puede hacer, que no es posible. Siempre nos dijeron que esto no iba a funcionar, así que ir a tocar y ver que hay quinientas personas nos emociona. Somos intensos y queremos la gloria”, dice Frisco.
Con el humilde pero certero apoyo de Sadness Discos, sumado al sorprendente crecimiento exponencial de la banda en estos últimos meses, apoyado en el aun hoy vigente “boca en boca”, hay pequeños triunfos que tienen algo de glorioso. Frisco: “El próximo show va a ser el primero en que tengamos plomos. Así que después del show, en vez de cargar todos los equipos a la sala, vamos a poder tomar algo tranquilos”.
* Viernes 29 en Niceto Club, Niceto Vega 5510. A las 21.
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