EL BANQUETE DE NAGUAL
Van a meter casi 2000 personas al Salón Rock Sur, por el estreno de Hacia la montaña. Antes, dicen, se bajarán bruto lechón.
› Por José Totah
Pese a ser una banda de perfil ultrabajo, que toca sin hacer ruido en las rockerías del oeste bonaerense y a veces en Capital, Nagual ya lleva 2000 personas a sus shows más grandes. También hay otros detalles: se comen un tremendo lechón antes de subir al escenario y su cantante, rockero y fanático de Héroes del Silencio y Atahualpa Yupanqui, se va todos los años a Corrientes para prenderle una vela al Gauchito Gil en su santuario de Mercedes, en agradecimiento por que se le estén cumpliendo las promesas.
Los miembros de Nagual tuvieron claro que si sólo apuntaban a hacer plata tocando iban a arruinar la manzana desde el vamos. Quizá por eso, para que las cosas estuvieran claras –y porque hay que parar la olla, también–, se ganan la vida en otros oficios: el cantante fabrica zapatos, el bajista trabaja en el bufet de un colegio secundario y el violero vende celulares. La autogestión pura les viene saliendo bien. Tienen cinco discos editados, incluido un DVD en vivo, y este sábado presentan su último CD, Hacia la montaña, en el Salón Rock Sur (Sáenz 449, Pompeya), con Vox Dei y Desconcertados en la previa. De paso, celebran sus 13 años de carrera, un show para el que ya vendieron 1700 entradas.
En estos años se manejaron siempre igual: no negocian con bolicheros chantas, alquilan los lugares con barra y todo, para armar la fiesta completa, e invierten lo que ganan en la banda. Así equiparon su sala de ensayo y un estudio de grabación. “Nos gusta ser independientes y hacer lo que queremos, como mantener bajo el precio de la entrada”, dice Ciriano Viera, cantante y guitarrista de Nagual. Aunque el grupo tiene su cuartel general en Mataderos, se hicieron fuertes tocando en San Justo. En su momento, no les quedó otra: “Después de Cromañón, sabíamos que tocar en Capital era cada vez más difícil”, explica el violero Facundo Terry.
Cuando se le pide referentes de acá, Ciriano cita a La Renga: “Porque son una banda de amigos, porque eligieron el camino de la independencia y, sobre todo, por cómo la disfrutan”. De hecho, Nagual grabó su último disco con Alejandro Russo, que trabajó con La Renga en Algún rayo. Y, hace tres años, compartieron escenario en el recital que Chizzo y sus muchachos dieron en Tandil. “Así como ellos nos dieron una mano cuando empezábamos, nosotros hacemos lo mismo con las bandas que invitamos: jamás les cobramos un mango”, afirman.
Todo Nagual está rodeado de cierta liturgia buena leche. No se puede asegurar nada, pero hay quienes dicen que el Gauchito Gil está metiendo mano. Cuando sacaron Pacto de sangre, en 2009, Ciriano le compuso una canción al Gauchito e hizo la promesa de llevarle el disco al santuario en Corrientes. Llegaron a Mercedes a las 5 de la mañana, después de manejar toda la noche. “Cuando dejé el disco fue como sacarme una mochila, soltar la promesa y agradecer”, cuenta el cantante. Ahora hacen lo mismo todos los años: prenden la velita y se toman un vino ahí mismo. Después se van todos a la playa de Bellavista a comer pescado al borde del río.
* Sábado 30 en Salón Rock Sur, Sáenz 449. A las 22.
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