LOS MAKERS WAZZABI AGITAN CON EL PRIMER HACKUMENTAL
Emergente inspirador de la era dorada del tutorial y la propagación del código abierto y el open hardware, la película permite su reescritura.
› Por Lola Sasturain
Los ejemplos más comunes cuando se piensa en “hackers” van desde historias de novios invadiendo cuentas de Facebook hasta la serie con Carlín Calvo de hace unos años, pasando por aquellos que acceden a la base de datos de la NASA y provocan escándalos internacionales. Si bien éstos son hackers en el sentido más difundido de la palabra –informáticos–, los hay de todo tipo. Porque lo que los define no es saber mucho de computadoras, ni mucho menos ser delincuentes: los define la curiosidad como bandera. El joven filósofo finlandés Pekka Himanen se encargó de esto en su libro La ética hacker y el espíritu de la era de la información, queriendo limpiar este término de sus connotaciones negativas y desarrollando una nueva ética axiológica basada en una perspectiva lúdica, altruista y casi anarquista: conocer el funcionamiento de las cosas para que sea el usuario quien las utiliza y no al revés. Eso, el libre acceso a la información, la curiosidad como motor humano, la toma de conciencia social, la igualdad de oportunidades y la lucha contra la corrupción, combatiéndola –precisamente– con conocimiento e información.
La máxima suprema es que “ningún problema debería ser resuelto dos veces”. La actual “era dorada del tutorial” es el ecosistema ideal para que esta ética se haga carne y deje de ser propiedad exclusiva de un puñado de nerds entusiastas. Y a esto apunta, precisamente, el primer Hackumental, ideado en la Argentina por el colectivo de makers Wazzabi, y completándose en cualquier parte del mundo en donde haya alguien que adhiera a la premisa.
“Los hackers son como niños, pero con juguetes más caros”, dice Valentín Muro, de Wazzabi. De ámbitos tan diversos como la filosofía, el diseño o la ingeniería, estos jóvenes se propusieron hacer un primer documental hacker, en el sentido extendido de la palabra. Franco Grassano: “El Hackumental surgió a partir de una beca que conseguí en un grupo de investigación en la Universidad Técnica de Dresden, Alemania. Valentín, con ganas de viajar, sacó un pasaje para visitarme y viajar juntos. Fue cuando se nos ocurrió visitar ‘espacios del hacer’, makerspaces y hackerspaces. Tomamos como punto de referencia la idea de que hacer es conectar, propuesta por David Gauntlett, profesor de la Universidad de Westminster que pudimos conocer”.
La particularidad del Hackumental es que no es solamente sobre hackers sino un documental à la hacker. Grassano: “Cada persona puede escuchar la misma historia y quedarse con distintos aspectos. Conectar las diferentes historias de diferentes maneras. Por eso abrimos el proyecto. Darle la chance a cualquiera que quisiera editar su propio documental, bajo su punto de vista. Esto sólo lo lograríamos poniendo a disposición el material crudo, para que otras personas vieran las entrevistas completas y decidieran qué usar y qué no. Por otro lado, hay gente en todo el mundo que hace cosas increíbles y, si bien a nosotros nos encantaría visitarlos, no contamos con los recursos. Pero, ¿por qué no dejar que si existe alguien interesado en contar su propia historia, o la de alguien más, pueda agregarla?”.
Dice Muro: “Hay entrevistas, filmaciones de espacios de trabajo y gente trabajando en ciudades como Berlín, Estocolmo, Barcelona o Londres. El feedback viene siendo notablemente positivo y entusiasta. Afortunadamente, el proyecto invita rápidamente a preguntarse cómo aportar”. El Hackumental es de código abierto, permitiendo que cada uno haga su propio corte, sume material o directamente lo use para lo que le dé la gana. “El código abierto no es sólo favorable sino justo. Creemos que el conocimiento libre y abierto es conocimiento justo”, suma Mateo Ferley Yael. Y sigue: “El caso del open hardware también es notable. La placa Arduino, una pequeña placa para prototipado electrónico open source, hizo que muchísimas personas puedan desarrollar proyectos electrónicos funcionales, artísticos o lúdicos, yendo desde la invención de instrumentación de domótica (automatización para el hogar) hasta instrumentos musicales basados en sensores de movimiento. Esta tecnología hecha ‘por mano propia’ a un precio accesible no exige ser ingenieros o estudiar ciencias complejas”.
Makerspaces para grandes y chicos, hackerspaces como el Chaos Computer Club y Turmlabor (se pueden rastrear muchos más en Hackerspaces.org), entrevistas a pioneros en la materia de los más diversos ámbitos (diseño, electrónica, ingeniería, comunicación) y nacionalidades, al hackumaterial que ya existe sólo puede atribuírsele una palabra: inspirador. Hay que hacer, hacer, hacer. Porque hace bien, y porque hacer es conectar.
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