RADIO MOSCOW DEVELA TODO SOBRE SU MUGRE MáGICA
Quinto disco y debut porteño para el combinado de blues rock y rock psicodélico de Iowa que hace culto de la marihuana como instrumento.
› Por Mario Yannoulas
A Dan Auerbach se lo recordará por haber inventado y reinventado a los Black Keys o por haber permeado el sonido de una vieja gloria como Dr. John. Sin embargo, el guitarrista y cantante hizo algo más: escuchó el demo que un pibe le dio a la salida de un recital y decidió pegar un tubazo. Fue así que, en 2007, Radio Moscow editó su primer LP a través del sello indie angelino Alive Naturalsound Records, con producción de Auerbach: “Desde que firmamos con Alive mantuvimos nuestro sonido e influencias y nos expandimos como músicos. Pero todo cambió mucho desde 2003, cuando esto era apenas un proyecto solista de banda de garage de los ‘60”, explica desde lejos el líder autárquico Parker Griggs. “El mundo también cambió. La tecnología va cada vez más lejos. Demasiado, para mi gusto. Preferiría vivir en un tiempo más simple.” Esa obsesión del multiinstrumentista por lo remoto desembocó en un sonido retro de cuna blusera y filo-psicodélico, que le costó muchas veces el impropio rótulo de stoner. “Nos gusta fumar porro pero no hacemos stoner, sino rock and roll psicodélico, más parecido a la música de antes”, dice.
Ya sin el aporte de Auerbach, elemental para conseguir discográfica y para que Griggs se animara a cantar, este año Radio Moscow presenta su quinto disco, Magical Dirt, grabado en cinta como los anteriores, ahora con una consola de 1971. Una vez más, resignado a la posibilidad de tener un DeLorean, Griggs intenta consumar su viaje a través del audio. “Siempre nos gustó mantener el sonido lo más vintage posible, desde el backline hasta los instrumentos. Preferimos el sonido y la calidez de los viejos vinilos. No sólo amo la música del pasado, también creo que tuvo las mejores grabaciones. Los tipos sabían lo que estaban haciendo. Las nuevas tecnologías no lograron mejorar lo que se hizo en los ‘70.”
El trío no es tal cosa en el estudio, donde Griggs hace prácticamente todo. Pero sí en vivo, donde aplica la primera página del manual de la psicodelia pesada: canciones que pueden bifurcarse en zapadas de quince minutos, solos que pueden ser tan caprichosos como su creador. “Mi estilo es muy propio porque lo concebí aprendiendo de oído, nunca traté de calcar temas de otros. Solía zapar arriba de viejos discos de blues, pero jamás aprendiendo nota por nota sino poniéndole mi onda. Pasé muchos días colocado y sentado por horas, tratando de crear sonidos raros en la guitarra, cosas que a veces se escuchan en Radio Moscow.”
¿Cuán importantes fueron las zapadas para componer estos temas?
–Escribí muchas de las canciones antes de grabar, así que la mayoría no provinieron de improvisaciones, sino de riffs o ideas que logré juntar. A veces salen cosas buenísimas durante las zapadas, pero tristemente me olvido de la mayoría. Deberíamos empezar a grabarnos más para usar esas ideas.
La psicodelia y la liturgia de los ‘60 son frecuentemente vinculados con ciertas drogas. ¿Eso tiene algo que ver con tu proceso artístico?
–Sí, hay una influencia. A veces me gusta tener una ayuda para escuchar música de forma distinta. La mayoría de mis viajes son muy musicales, y puedo llegar a cosas que no hubiese escuchado o aprendido sin pasar por un estado mental psicodélico. Prefiero tocar después de fumar marihuana. Me ayuda a relajarme e improvisar, a llevarme mejor con el instrumento.
Hace más de una década que el rock empezó a mirar hacia su pasado más que nunca. ¿Por qué hubo que retroceder tanto para encontrar ideas?
–Creo que hoy queda sólo un puñado de bandas que tocan retro rock, así que el estilo no es tan grande. Yo quise tocar esto porque me resultó fresco, apasionante y divertido cuando lo descubrí. Antes había estado tocando punk rock y me harté de esa música y sus limitaciones.
¿Y te fue fácil encontrar cómplices en Iowa?
–No. Ahí hay mucho punk y metal. Me llevó mucho tiempo toparme con gente que quisiera tocar esta música. Tuve que reclutar a unos pibes de bandas de screamo y hardcore que cambiaron su equipamiento metalero por cosas vintage, y traté de mostrarles blues rock y rock psicodélico de los ‘60 y ‘70 para que entendieran a qué apuntaba. No son los pibes con los que toco, que crecieron escuchando este tipo de cosas. Era difícil moverme en Iowa con la banda, por eso me terminé mudando a California.
* Martes 30 en Uniclub, Guardia Vieja 3360. A las 20.
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