EN EXCLUSIVA, SEUN KUTI ANTES DE TOCAR EN BUENOS AIRES
El hijo menor de Fela despliega todos sus artilugios de modernidad en su tercer disco, A Long Way To The Beginning, con el que vendrá al país.
› Por Yumber Vera Rojas
Al mismo tiempo que Trent Reznor ofrecía una versión desabrida de NIN, en el otro extremo del Parc del Forum de Barcelona, al cierre de la última edición del Primavera Sound, Seun Kuti saltaba al escenario con Egypt 80, la última banda de su padre. Lo hizo ante la atención de un público que sólo conocía al mentor del afrobeat a partir de la bola de leyendas sobre el que circulan tras su muerte o mediante la traducción del estilo que patentó a fines de los ‘60 (sediciosa hibridación de ritmos yorubas, jazz, highlife y funk) por parte de una avanzada de grupos estadounidenses y europeos trasnochados porque descubrieron tarde al único artista que se le plantó a un beatle y le dijo chorro en su cara. El hijo menor del icono nigeriano nació 11 años después de que su padre le espetara a Paul McCartney, quien había viajado a Nigeria para invitarlo a participar de las sesiones de Band on the Run, que “estaba robando la música del hombre negro”, y al igual que los Lennon, los Marley o los Spinetta, ansía escribir su propia historia.
Si bien ya hizo las paces con la mochila que significa ser un Kuti –cuando murió su padre, y con apenas 14 años, siguió adelante con Egypt 80 pero suspendió ese sueño al mudarse a Liverpool para estudiar música popular y tecnología de sonido, se entregó al rap y a Radiohead–, no puede disimular que es hijo de Fela. Aparte de su parecido físico, por el que recibió la invitación para protagonizar el musical de Broadway dedicado a su viejo, en el escenario baila, toca el saxo, canta, se viste y hasta agita la polémica igual que él: “Vengo de un país que fue una colonia, como ustedes, así que apoyo su independencia”, les despachó a los catalanes en medio del trance que había despertado su psicodelia afro, a la que utiliza también para agitar la legalización del cannabis: “La marihuana cabe en todos los aspectos de tu vida. Relaja, inspira. Nadie tiene derecho de decirle a la naturaleza lo que debe hacer”.
A tres años de la publicación de su disco From Africa With Fury: Rise, para el que convocó como productor a Brian Eno, y después de colaborar con Calle 13 en su disco Entren los que quieran, el artista de 31 años, cuyo nombre se lee Seun, pero se pronuncia “Shay-oon”, lanzó a fines de mayo su tercer álbum, A Long Way To The Beginning, en el que se apoyó en el jazzista estadounidense Robert Glasper y que lo traerá por primera vez a Buenos Aires. “Debido a que me interesa la forma tan apasionada como se vive la política en América latina en esta época, aprovecharé esta visita para conocer, a manera de biopsia de esa realidad regional, lo que está sucediendo allá”, explica en exclusiva para el NO el músico que se subió por primera vez a un escenario, invitado por su padre, a los 8 años, en el Harlem Apollo de Nueva York. “Esa experiencia me servirá para establecer un contraste con la actual realidad africana.”
Una década después de la muerte de Fela, lanzaste tu primer disco, Many Things. ¿Qué tan tortuoso fue tu camino para llegar al debut?
–Cuando mi padre murió, tenía 14 años, y como el estilo de vida del afrobeat era muy violento, quise despegar de todo eso. Así que decidí hacer mi primer álbum una vez que estuviera muy seguro de que deseaba dedicarme a esto, y una vez que tuviera mis propias canciones. Y eso sucedió recién a los 23.
¿Cuál es la principal característica conceptual de tu nuevo álbum en comparación con los otros dos?
–Existen diferencias significativas entre cada uno, pues representan mi evolución musical y como ser humano. Lucho constantemente por superarme. A Long Way To The Beginning me parece un buen muestrario de las experiencias que viví desde mi anterior producción hasta ahora. Esa es la principal característica de este nuevo trabajo, al igual que esa música negra que redime la voz africana en todo el mundo.
¿Por qué lo titulaste así? ¿En qué sentido comenzaste nuevamente?
–Cuando termino un disco, empiezo a pensar el siguiente, lo que me lleva un año de preparación. Después de que aparecieron mis dos primeros álbumes, sentí que logré posicionarme como artista, pero, aunque parezca paradójico, me di cuenta de que lo que más quiero es a mi familia, con la que me llevó un tiempo llegar a donde nos encontramos hoy. Por eso este trabajo se llama así, “Un largo camino hasta el principio”.
Si bien el discurso tiene tanto peso como la música en el afrobeat, tu nuevo repertorio es agresivo e incluso el más político de tu breve obra. ¿En qué te inspiraste al momento de escribir las canciones?
–Las letras están inspiradas en lo que está sucediendo en Africa a nivel político, en la emancipación africana. Creo que los jóvenes son cada vez más conscientes de que hay que cambiar la manera de comprender nuestro continente, de que debemos ser más audaces. Y eso es un nuevo comienzo. Me emociona lo que viene.
Justamente, ahora que hacés referencia a la franqueza de tus flamantes canciones, hay un bombazo contra el FMI en International Mother Fucker. ¿Este tema era una cuenta pendiente para vos?
–Hace un par de décadas esa entidad era el Diablo en persona para los africanos, para los latinoamericanos y para el resto del Tercer Mundo. Aunque en Europa no la veían de esa manera. Si bien la austeridad era un fenómeno exclusivo de países pobres como el nuestro, ya no distingue color, raza ni geografía. Ahora la clase media y los pobres de todo el mundo padecen, mientras los ricos lo acaparan todo.
Pareciera que los problemas de la humanidad siguen siendo los mismos desde que murió tu padre, aunque cambiaron los actores. ¿Cómo lo ves?
–Lo que me causa más desconcierto es que, a pesar de que las problemáticas que abordo son muy parecidas a las de mi padre, la gente no se compromete a participar en un cambio de paradigma. Lo que es terrible si tomamos en cuenta que es muy fácil acceder a la información, por lo que no hay excusas para no estar al tanto de lo que pasa. Cuando las personas se decidan realmente a actuar, eso generará una nueva identidad, además una muy radiante, en nuestras sociedades. Sin embargo, hasta que eso pase, le seguiré cantando a la utopía.
Cuando tu padre falleció, a pesar de tu edad te hiciste cargo de la agrupación que hoy te acompaña, Egypt 80. ¿A qué se debió esa decisión?
–Creí que esa agrupación era una parte importante de la historia de la música africana. Así que cuando mi padre murió, decidí tocar con ellos, a pesar de mi juventud.
No obstante, los que te vieron jugar al fútbol en esos años aseguran que eras un crack y que incluso estuviste tentado de hacer carrera profesional en ese deporte. ¿Por qué finalmente apostate por la música?
–Debido a que, a diferencia del fútbol, con la música puedo hacer una carrera mucho más larga.
A diferencia de tu hermano Femi, quien en los ‘90 experimentó con el género, hasta el momento respetaste el sonido tradicional del afrobeat, más allá de que en este disco invitaste a colaborar a los raperos M1de Dead Prez y Blitz the Ambassador y a la cantante de soul Nneka. ¿Te parece que la creación de Fela está bien así?
–Creo que mi hermano (NdelR: Femi y Seun son hijos de Fela, aunque de madres diferentes, y se llevan una diferencia de 21 años) también tiene mucho respeto por el sonido característico del afrobeat. Lo considero un gran artista. Hasta te diría que no me siento tan iluminado como él. Pero tengo mi propia interpretación de cómo debe ser ese estilo, amén de que considero que la creación de mi padre está exenta de una línea de tiempo que divida lo nuevo de lo viejo.
Hoy en casi todo el mundo, incluso en la Argentina, abundan las bandas de afrobeat. ¿Dónde radica el poder de esa música?
–El secreto del afrobeat es que trata pura y exclusivamente sobre el poder de expresarte. No es un estilo que se refiera al amor o al dinero, sino a decir lo que uno piensa. En este momento están pasando tantas cosas que el legado de mi padre ayuda a ponerlas en contexto.
¿Es una gran responsabilidad para vos ser el hijo de Fela?
–Más que una responsabilidad, es una bendición. Aunque no tomo su antorcha porque soy diferente. Se van al carajo cuando nos comparan.
¿Qué es lo que más recordás de tu padre?
–Me enseñó siempre a respetar, al tiempo que me mostró lo que era la igualdad y la individualidad. Y eso me marcó para siempre.
* 5 de octubre en Niceto Club, Niceto Vega 5510. A las 19.
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