Jueves, 25 de septiembre de 2014 | Hoy
CAROLINA Y NAHUEL VIAJAN A PURA MATEíNA
La joven pareja de fotógrafos materos lleva yerba de paso por Europa.
Por Lucas Kuperman
Conocer, recorrer, asombrarse, crecer. Cosas que ocurren en viaje. La posibilidad de las vacaciones soñadas ronda la cabeza de muchos. Así fue el caso de Carolina Ukelzon Kalasian y Nahuel Kerchmar, una pareja que después de un año de ahorro y organización extrema, decidió viajar “antes de tener más responsabilidades en Argentina, para recorrer el mundo, ver otras culturas y aprender cosas nuevas”. Hasta ahí, suena un tanto cliché, pero hay una particularidad: su intención era recorrer Europa con la bandera del mate. ¿Por qué el mate, infusión yuyesca tan argenta que muchos extranjeros la confunden con porro? “Siempre fuimos muy materos y queríamos buscar un símbolo que nos represente como país. Es una especie de dar y recibir costumbres. Durante el viaje estamos probando cosas nuevas todo el tiempo y hacemos llegar un poquito de nuestra querida Argentina con el mate”, comenta el dúo.
Con más de seis meses de viaje compartiendo porongos y bombillas, siguen moviéndose a dedo por todo el Viejo Continente: “Al principio tuvimos miedo de que nadie nos levantara o de que nos pasara algo, pero después de cuatro mil kilómetros, no pensamos subir a un bus. Sentimos que es otra manera de conectarse con la gente, conocer sus historias y eliminar prejuicios”, aseguran. Recorrieron Copenhague, alimentaron ovejas en la isla de Bornholm, pasaron por Malmö, Berlín, Dresden, Praga, Viena, Bratislava, Budapest, Belgrado, Sofía, Skopje, Ohrid, Saranda, Dhermi, Tirana, Kosovo, Budva, Kotor, Mostar, Sarajevo, la costa croata y Eslovenia, donde Nahuel se reencontró con su familia.
Con más de cien mates compartidos, se encontraron con todo tipo de reacciones ante el convite: “El más raro fue a un coreano danés que nos llevó en auto desde Hamburgo hasta Copenhague. Le gustó mucho y pareció un típico viaje por Ruta 2 con mate”. Y siguen: “La primera impresión de todos es mirar con cara rara. Preguntan con desconfianza si tiene alcohol o droga. Después de minutos de explicaciones y de ver cómo es el ritual de preparación, ¡lo primero que hacen es tocar o levantar la bombilla! Cuando lo prueban hay dos reacciones: cierran un ojo por lo amargo que les parece, o preguntan dónde pueden comprar yerba y mate en Europa. Y cuando explicamos que tomar mate significa compartir en familia y amigos, con un trasfondo cultural más que el simple hecho de una infusión común y corriente, sonríen y les gusta. ¡Hasta a los alemanes que son tan fríos les sacamos una sonrisa!”, dicen orgullosos.
Como apasionados por la fotografía, lograron además gran cantidad de material. Aprovecharon la changa de vender postales artesanales en medio del viaje, una australiana se copó y les regaló seis noches en un departamento. “Una vez, bajo una tormenta nos vio un camionero, nos invitó un café y nos dio las llaves de su camión para pasar la noche. En Bosnia conocimos a una mujer de 23 años con una bala incrustada en la garganta desde la guerra de los Balcanes; si se la sacan puede morir.”
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