GEPE, ALEX ANWANDTER Y LA RELACIóN VANGUARDIA-MúSICA POPULAR
Los notables exponentes trasandinos del nuevo pop regional se meten en las tensiones entre música urbana y rural, tradición y modernidad, para definir la alborada de esta tapa de raíces ascendentes que se van por las ramas.
› Por Yumber Vera Rojas
Mary Anne Hobbs, periodista y DJ inglesa conocida por su agudo olfato para descubrir nuevas tendencias y artistas (al punto que es considerada la madrina del dubstep), le confesó a este suplemento en 2013 que la cumbia era uno de los estilos por los que se sentía más atraída. Lo que demostraba una vez más el impacto que tuvo la música latinoamericana en la última década no sólo en el pop sino en las vanguardias sonoras. No obstante, la inclusión o el poder de influencia de la región en el espectro global fue el resultado de un proceso gradual en el que tradición y modernidad hicieron las paces tras demostrar sus prejuicios y dudas recíprocos, para establecer una “zona cero”, donde ya se manufacturaron propuestas viables, ecuánimes y exitosas. Aunque pasaron apenas un par de décadas desde que Mano Negra enseñó a los latinos a no sentirse avergonzados por su heraldo, a lo que le secundó a comienzos de los 2000 la revolución bailantera arengada por un puñado de yanquis locos por el ritmo, las escenas de esta parte de Occidente dieron un giro radical en el que justamente el origen y el entorno ya definen su musicalidad.
De hecho fue el manager de la ex banda de Manu Chao, Bernard Batzen, el que advirtió que Colombia sería la nueva potencia musical. Y hasta ahora no se equivocó, pues al tiempo que la cumbia vive una nueva era de oro, la tradición sonora de la nación cafetera es presentada con esa mirada sorprendida con la que se reveló la música africana en los ‘90. Lo que fue respaldado años más tarde, en medio de las transformaciones políticas y sociales que sacudieron a América latina, por figuras del talante de Neneh Cherry, quien aseguró a este diario que el futuro de la Humanidad y de la música, aparte de Africa, está en esta orilla del Atlántico. Tampoco es sospechoso que Gilles Peterson y Diplo, dos de los productores de electrónica más rupturistas, frecuenten la región en busca de nueva información. Además, ellos agitaron la creación del tropical bass: primo hermano latinoamericano del bass music, que mancomuna estilos de origen periférico basados en un groove afín como el reguetón boricua, el baile funk brasileño, la changa tuki venezolana, el dembow dominicano, el tribal guarachero mexicano, la champeta colombiana y la cumbia turra argentina.
Todo esto sucedió en simultáneo a la instalación del Hacelo Vos Mismo en las sociedades latinoamericanas, lo que permitió tiempo después que México y Chile impusieran un nuevo orden musical latinoamericano al convertirse en los países donde el indie es masivo. Sin embargo, la movida del vecino país cobró una idiosincrasia tan precisa y potente, en la que la vanguardia se amplificó a través de la cultura popular, que suele llamársele “la Suecia de América latina”.
Gepe es uno de los responsables del cambio de chip en el imaginario musical chileno. “El desprejuicio no es una ética relajada y fácil, es el bien de la música. Y el pop representa eso”, afirma. Al mismo tiempo, el desprejuicio se convirtió en vehículo social o por lo menos es el uso que le dio Alex Anwandter, otra de las figuras significativas del indie trasandino. “El lado positivo del pop es que es ‘el género’ que no tiene ningún tipo de restricciones, así que podemos incorporar desde reguetón hasta música clásica. Pero que una canción sea accesible no quiere decir que se torne en desechable sino todo lo contrario, porque de esa forma se puede llegar a algo más profundo”, respalda Anwandter, ex cantante de Teleradio Donoso.
Luego de actuar anteriormente en la megalópolis porteña y de firmar juntos Alex y Daniel, uno de los discos del indie latinoamericano más importantes del año pasado, Gepe y Anwandter vuelven a Buenos Aires, pero para ofrecer shows por separado. “Alex y Daniel es un ejercicio que queríamos hacer y que surgió de un impulso súper natural de ver qué pasaba en el fondo”, describe Daniel Riveros, el cantautor que se escuda tras el alter ego Gepe. “El proyecto comenzó en 2008, luego de grabar una canción, a la que le siguieron dos más, y lo terminamos recién el año pasado después de que un sello nos propusiera hacer el disco. Ya tengo otros temas que caben perfectamente en una secuela. Estoy abierto a hacerla”, completa el autor de Audiovisión y GP.
En tanto que Alex, que publicó tres discos con Teleradio Donoso y dos como solista (Odisea y Rebeldes), dice de Alex y Daniel: “Fue una experiencia muy entretenida y bonita. Fue extremadamente fácil trabajar juntos, a pesar de que estamos acostumbrados a componer solos. Fue extraño para ambos hacer algo personal de a dos. Sin embargo, nos aproximamos al proyecto sin temor, tomando en cuenta lo que podía aportar el uno al otro”.
Además de esa oda al pop convertida en disco y de formar parte de la actual generación del indie chileno, otro rasgo que aúna a ambos artífices es su veneración por Violeta Parra. “Me encanta ser del mismo país de donde proviene ella, es una razón de orgullo para mí, y no se trata de una cosa territorial sino cultural”, expedita Alex, quien además de preparar su nuevo disco, lanzará una película el año próximo, una evolución de su trabajo como director de videoclips. “No soy una persona patriótica en el sentido de que no comulgo con sentimientos nacionalistas, pero sí estoy muy orgulloso de venir de donde vengo, de mi origen, de mi contexto y de la tradición de música que tenemos acá.” Mientras que Daniel argumenta: “Cuando descubrí a Violeta sentí lo mismo que me pasó con Sonic Youth, My Bloody Valentine o Glenn Branca. Y le encontré tanto sentido a eso que al final me di cuenta de que el folklore era la manera de hacer música más radical que hay porque es súper real, cruda y natural. Por eso siempre me sorprendo cuando oigo vallenato, a Simón Díaz o un bandoneón. No sé si soy latinoamericanista, aunque acá hay una veta que se puede explotar, disfrutar e ir al mundo”.
Para Gepe, quien adelanta que su sexto álbum mirará hacia la música caribeña, especialmente a la colombiana, aunque desde una perspectiva más hiphopera e instrumental, el gran momento que vive la escena de su país, así como del resto de América latina, se debe a la maleabilidad de las culturas de la región. “Si bien no sé si fue por culpa de Internet, allí está desde la música más underground hasta la más popera. Y como en Latinoamérica somos una mezcla muy rara, eso nos parece natural, pero de un tiempo para acá venimos echando mano a lo nuestro, que es profundo y confuso. Todo eso metido en la batidora es difícil de ordenar en términos de influencia.”
Alex complementa: “Si nadie te está poniendo plata, nadie te exige qué hacer, y eso permitió el desarrollo de una identidad propia. Al tiempo que la cultura popular se volvió a conectar con los problemas sociales del contexto. Hay una frase feminista con la que me identifico que dice que lo personal es lo político y lo político es lo personal. Sería muy importante que nosotros como generación hiciéramos la tarea de reflejar eso en nuestras propuestas”.
* Gepe toca el viernes 24 en el Festival del Bosque, Paseo del Bosque de La Plata, calle 50 y 60. A las 19. Y también en Niceto Club, Niceto Vega 5510, a las 24. Alex Anwandter toca el viernes 24 en la fiesta Regia en Crobar, Marcelino Freyre y Paseo de la Infanta, a las 24.
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