Jue 17.01.2002
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Bajo presión

POR CRISTIAN VITALE

Cuando Martín Carrizo dejó A.N.I.M.A.L., ya había cumplido un sueño: haber tocado en su banda preferida. Después asumió la idea de cumplir otro, y transformarse en hombre de la industria musical o productor, que no es lo mismo pero es igual. Así trabajó con Cabezones, produjo el disco Cosas del corazón de Abel Pintos, la música de los programas de su hermana Caramelito, o Dengue, grupo de funk-metal que todavía no pudo salir del under. Estas tareas, a las que debería sumarse su participación en las bandas de Gustavo Cerati y Walter Giardino, le permitieron volver a ciertas raíces, con un condimento extra que él mismo define como “diversidad musical”. Así se explica Pression, banda nueva que se integra al clan A.N.I.M.A.L.-Carajo: “Pression es una idea que se me venía generando hace tiempo para recuperar la costumbre de salir a tocar música fuerte. Siempre me gustó mucho la estética del power trío, la distorsión y el doble bombo”, dice el baterista-productor. Pression es: Martín en batería y máquinas, Emiliano Rojas en voz y guitarra y Fernando Cerone en bajo. Pese a su corta existencia, el grupo ya grabó su primer disco “en vivo”, durante un show en Cemento. Un material grabado en 24 canales que verá la luz cuando Martín se disponga a mezclarlo.
–¿No se te ocurrió, tras la idea de volver a tocar en un power trío, unirte a Carajo o a A.N.I.M.A.L., las bandas de tus ex compañeros?
–No. Antes de formar Pression tenía la necesidad de armar un proyecto en el cual todo dependiera de mí. De hecho, todas las composiciones son mías. Estoy volcando cosas que tenía ganas de sacar de adentro y la mejor manera de hacerlo es a través de un grupo liderado por mí.
–¿Qué similitudes ves entre Pression y el A.N.I.M.A.L. que vos integraste en los ‘90?
–Básicamente hago lo que hacía en el pasado con A.N.I.M.A.L.: manejarme con las rítmicas de la batería y tratar de armar unísonos con el trío. La diferencia es que se trata de un proyecto mío, que incluye el aprendizaje de los últimos años con la producción de bandas y el hecho de haber tocado con Cerati o Giardino. La cuestión es bajar toda esa data en un proyecto propio.
–¿Cómo es tu relación con los viejos fans de A.N.I.M.A.L., con los más “ortodoxos” por ejemplo?
–Una vez iba caminando por la calle, en la época que tocaba con Cerati, y se acercó un flaco con una remera de Hermética para decirme: “Carrizo... estás tocando con Cerati. ¿Sabés que sos vos? Una batalla ganada por el metal”. Para mí fue un flash que me hayan dicho eso. Algunos tipos respetan y entienden mi apertura musical.
–Quizás hubiese sido imposible escuchar un comentario así, hace 10 años...
–Siento que pude lograrlo. Sé que es muy difícil tocar una cosa y luego tocar otra, porque acá enseguida funciona el Boca-River, que indica que si escuchás o tocás una cosa, no podés escuchar o tocar otra. Pero, por suerte, a mí nunca me pasó eso. La música es una sola y si tu corazón canta que te gusta, la tenés que hacer sea del estilo que sea.
–¿Cuál es tu límite?
–Trato de ser yo para tocar, esté donde esté. Mi técnica es el alma. La misma que apliqué con A.N.I.M.A.L. y después para cumplir mi sueño de tocar con Cerati.
–¿Cuál es la música que jamás tocarías? ¿Producirías un disco de música melódica o de cumbia?
–Respeto ambos estilos. Rescato cosas muy buenas de la cumbia y la música melódica, tal vez no lo haría, pero por un gusto personal y no porque me parezca una música mala. Lo que no tocaría nunca es jazz, eso sí me aburre mucho.
–Suena raro que como baterista te aburra el jazz.
–Es probable... Pero aclaro que todos los trabajos que hice a lo largo de mi carrera tienen un punto en común que son la garra y la fuerza. Y siento que el jazz va por otro lado, no lo logro entender. Alguna vez intenté tocarlo, pero me aburrí a los 20 minutos. No me gusta.
–¿Firmar un contrato con una multinacional es una necesidad o un logro personal positivo?
–La diferencia que existe entre firmar con una compañía y la gestión independiente es que la primera opción te posibilita tener tu disquito por año sabiendo que te lo van a pagar y una mínima publicidad, que en el laburo independiente es complicado de conseguir. Entrar a una multinacional, más que transar, significa una ayuda que haga sonar mejor a tu disco. Yo, al menos, nunca pasé por la experiencia de que me hayan querido cambiar una canción. Con A.N.I.M.A.L., estando en Warner, hicimos siempre lo que quisimos. El aliciente de tener una compañía detrás es asegurarse la grabación del disco y la realización de algún que otro video.
–¿Qué piensa tu hermana de lo que hacés?
–Ella es una fan de A.N.I.M.A.L. de la primera hora. Estuvo en los shows más importantes del grupo. Tiene A.N.I.M.A.L. VI, con eso te digo todo. Esta música la escuchás varias veces y se te transforma en un vicio, una vez que entendés que no es puro ruido y todos gritos.
–¿Se hizo rocker por vos?
–Por ser menor a mí, creció escuchando mi música. El dueño del equipo de música era yo y de a poco se acostumbró. Siempre los hermanos varones son los que pilotean el audio en las casas. Caramelito se hizo rockera por mí.

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