¿Estuviste en ese recital o conocés a alguien que haya estado?

–Dos amigos íntimos estuvieron en ese recital, y lo que me contaron es lo ya conocido. Mucha tensión, miedo, caos, locura. Recuerdo que me enteré de la tragedia el 31 a la mañana, bien temprano, porque empezaba un nuevo laburo, y además cumplo años ese día. Me llené de tristeza e impotencia. Una sensación de nudo en la garganta inexplicable.

¿De qué manera creés que lo ocurrido afectó el trabajo de los músicos del under?

–Complicó todo, determinó que la “cuesta arriba” de los músicos que empezábamos se hiciera muy empinada: se redujeron los lugares para tocar y además los pocos existentes comenzaron a demandar exigencias injustas a los músicos. La reducción de oportunidades fue igualitaria para todos, creo. Pero también hizo que los músicos desarrollaran más la autogestión y se agruparan, volviéndose más independientes. Otra consecuencia puede ser la voluntad de cuidarnos más entre todos: músicos, público, organizadores.

Saber lo qué pasó en Cromañón, ¿te hace pensar más en las condiciones del lugar antes de agarrar una fecha?

–Me interesa saber las condiciones físicas del lugar, trato de visitar el lugar para conocerlo o pedir referencias a amigos/colegas.

¿Considerás que lo que pasó originó alguna consecuencia positiva?

–Sirvió para regularizar algunas situaciones de seguridad que debían ser subsanadas. Pero creo que la utilización política y mediatizada que se le dio es totalmente negativa. El cierre de centros y espacios culturales en pos de una supuesta “búsqueda de seguridad” por parte del Gobierno de la Ciudad es totalmente injusto y para nada ingenuo. No se atiende a los contextos, hay un atropello de autoridad y se busca acallar voces.

Cantante, guitarrista y compositor de La Perla Irregular, banda con la que en el post Cromañón publicó cuatro discos y dio más de 100 recitales. El próximo será el 6/12 en la fiesta de la Revista NaN en El Zaguán.