Cuando esa tarde, justo la de un 9 de Julio, Mascherano (‘84) le dijo a Romero (‘87) eso de que se convertiría en héroe, liberó el meme oral del año y sintetizó el paradigma simbólico de nuestras generaciones. Chau Me cortaron las piernas al perder uno un encare, al quedar libre, al ser despedido; hola Hoy te convertís en héroe al cebar a otro a un chamuyo, a una entrevista, a un examen final. Aquel héroe cósmico y barrilete de los ‘90 (que hablaba de sí, de Maradona) fue reemplazado por este colectivo (que habla del otro, de Romero y de todos). Aquel versaba en pasado y, con respeto, admiración y gratitud, es pasado. El Jefecito versó en presente y es presente, así Messi. Esa definición por penales entregó a los que conformamos la Generación del ‘80 bis toda una nueva galería de ídolos, memorias y códigos compartidos. La nuestra.

Este 2014 que ya pronto una tuca será fue atravesado como ningún otro año por la producción de artistas nacidos entre 1980 y 1989. Puede sonar a capricho, pues casi todos los que hacemos el NO pertenecemos a esa camada. En parte es capricho (todo balance lo es), y en parte se funda en eso a la vez: esta camada llegó a pelear los discursos en los medios, también. Acá, en el S!, en RollingStone, en Inrockuptibles y donde sea.

Sofía Viola, Morbo & Mambo, 107 Faunos, El Perrodiablo, los músicos que tocan con Rosario Bléfari en Sue Mon Mont, Airbag y Santiago Motorizado, miembros de esa generación, fueron tapa del suplemento y decenas de otras bandas sub 35 fueron entrevistadas o reseñadas aquí. Comediantes como Luciano Mellera o Félix Buenaventura, escritores y editores, comunicadores a cargo de revistas culturales (NaN, Velocirraptors o Maten al Mensajero), responsables de sellos, actores y realizadores, hacedores de todos los palos, desarrolladores de videojuegos, deportistas y hasta políticos como Camila Vallejo (¡1988!).

A esta generación no le tocaron dictaduras ni guerras, pero tuvo sus tragedias (Ecos), sus masacres (Cromañón) y sus revueltas (2001) y tuvo Internet, la historia de todas las cosas y a la vez el fin de todo relato posible. Los pibes 25-34 no tienen que discutirles a sus padres ni tampoco a sus hermanos menores: pueden jugar a la Play un triangular y querer todos elegir al Barcelona. A esta camada no la mandaron a la guerra, aunque a veces sí bien pero bien a la mierda. Más porno que cosmo, seguro. Intrépida y pajera, vaga y atorranta, farsanta y sincericida, la Generación del ‘80 bis ocupó lugares en todos los campos de la vida social: como también contaron tapas del NO, es la que discute el futuro del derecho, el diseño, los medios y la fabricación de cosas.

Hijos de la democracia, huérfanos de la crisis de 2001 y víctimas de Cromañón, nativos de Internet, indies & cumbieros, telemarketers y gamers profesionales, patinadores sagrados del roller derby, adoradores de Babasónicos como los nuevos Beatles, consumidores de ropa trucha de La Salada y usuarios expertos de celulares de diez lucas. O nada de eso. Profundamente dispersos en nichos imantados de lo nuevo y lo retro, lo vintage y lo ondero, asimismo sostenes de la memoria más tardía posible de un mundo analógico guardado ahora en soporte digital, puente levadizo entre ambos mundos. Cannábicos, apoteósicos y románticos, diagramadores del mundo nuevo, al menos hasta que los nacidos entre 1990 y 1999 se impongan. Mientras, la Generación del ‘80 bis aguanta todo.