Con las últimas luces de 2014, la movida hacedora local permanece en hervidero constante. Casi que corre su propio tiempo en paralelo con las temporadas calendarias. Siempre hay cosas para hacer. Y mucho más que música, DIY (Do It Yourself = Hacelo vos mismo) resulta el modo de encarar la materialización de cualquier proyecto en el desamparo de nuestras elecciones: hacerlo uno acaba con todo lo que se interpone y te deja de cara frente al asunto. No existen las excusas. Es alivio, a la vez que responsabilidad y manos amigas trabajando a la par.

Talleres de empleo y manipulación de electrónica, creación y hackeo de aparatos de audio y video, reutilización, resignificación, lugares como El Labo de Juguete, Departamento Unico de Asuntos Intuitivos, Laboratorio Flexible o el taller La Bobineta y su insuperable dínamo sin fricción para la bici han sido de gran ayuda. Grupos de personas, músicos, responsables de sellos o de lugares que trabajan en solidaridad para un desarrollo cultural sin intermediarios.

La Cultura del Barrio, el recientemente extinto Rechazando Coimas, Ksa Paternal o Mi Casa abrieron su espacio en la ciudad contra todo pronóstico. En Escobar (Sello Cabello, Taller de Remedios, La Tumba del Alca, Festival Antiego y Ciclo Kamikaze), Ingeniero Maschwitz (Persona), Campana (Kabuki Records, Sistema Sonido Saltamontes) o Villa Adelina (451, Fusibles, Quemacoches y Alborada Ediciones) hay movida. Y también están PSH Ediziones, Black Fish Discos, Rastrillo Records, Fiestas Surfer Rosas y La Rebelión de las Ratas, junto con Vino, los zines musicales más jugosos. La lista no acaba, todo lo contrario. Es perfecto.