Jueves, 18 de diciembre de 2014 | Hoy
VIVIR SIN FACEBOOK
Por Santiago Rial Ungaro
Un evento “real”: un chico y una chica (B.D., por caso) se acaban de conocer y pegan onda. Ella se tiene que ir y él dice lo de siempre: “¿Me pasás tu Facebook?”. “No –responde ella–. No tengo Facebook.” El se va en silencio y queda ella, una hermosa rubia ceniza de poco más de 20 que podría conseguir cientos, miles, trillones de “likes” haciéndose “selfies” diarias, explicando que nunca estuvo en FB: “Me da pavor lo parasitario de Facebook. No me siento tan indiferente para terminar mirando fotos de mis ex compañeros de jardín, ni tan controlada como para revisar el muro del primo del amigo de un cuñado”.
No “estar” en algo que nos quita tiempo, energía, privacidad, sueño y, también, un poco de misterio, es una decisión consciente. ¿Qué más enigmático hoy que un secreto, una ausencia de lo virtual que libere un poco en la vida real?
Sin saberlo, B.D. (como Bartleby y su “preferiría no hacerlo”) es una heroína anónima entre millones que logran, sin hacer nada, escapar a la mirada panóptica de este libro de caras que nos cuantifica (“¡No me pusieron me gusta!”), nos distorsiona (nadie es tan lindo como en su foto de perfil) y nos vende finalmente a los Bancos de Datos.
Antes de irse, B.D. vuelve a abrir su boca sensual y peligrosamente tridimensional: “Soy débil, pero amo la vida, al panadero que me saluda de verdad, su cara, su arruga y su hastío. Facebook es un flujo incesante de información en cada vez más formatos. Es excesivo y trato de cuidarme de eso. Lo sublime virtual es igual de aplastante que un cielo siempre prendido”. Ya no me gusta más.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.