Sólo las chicas
Ahí están las siluetas de las tres en el afiche, en negro sobre blanco. Dos chicas punk y una virgen, según la descripción que se puede leer en La prueba, la novela original de César Aira en la que está basada la película. Dos flaquitas decididas y sin nada que perder –que se llaman a sí mismas Mao y Lenin–, y una gordita –Marcia– que trabaja nada menos que en una lencería, según lo que se puede ver en los primeros minutos del mundo en blanco y negro contenido en Tan de repente, estreno de hoy y opera prima de Diego Lerman, la nueva estrella del cine argentino. A partir de un corto el Súper 8 bautizado La prueba, Lerman imaginó su debut en el largometraje con la misma historia de base –la del libro de Aira, claro– y las mismas protagonistas. Tanto en el corto como en, ahora sí, la película, lo que se cuenta son las andanzas de tres chicas unidas por un extraño flechazo callejero. Mao y Lenin están jugando al flipper cuando ven pasar a Marcia, y la persiguen por la calle. Una de ellas le declara su amor de manera contundente, van a discutir el asunto en un local de hamburguesas –Pumper Nic en el corto, Burger King en el largo– y las tres se terminan fugando juntas. Con un mundo femenino en el que el lesbianismo, la obesidad y la vejez no son tópicos que se expliquen sino que se imponen de manera natural, la huida hacia adelante de las protagonistas de Tan de repente el año pasado fue premiada en cuanto festival internacional se presentó. Con una estética que puede recordar tanto a Jim Jarmusch como a Love & Rockets (la mítica historieta alternativa de los hermanos Hernández), Tan de repente es una película filosa pero nunca cortante, personal pero nunca hermética. De actitud rocker pero sólo si el rock significara atreverse a buscar algo más allá, sin saber qué es lo que hay.MARTIN PEREZ