ERUCA SATIVA, EL TRíO CORDOBéS QUE SE CONVIRTIó EN QUINTETO
En siete años, la banda más pujante del rock local dio más de 400 shows y sacó cuatro discos, incluido el reciente
Huellas digitales. Y no es todo: en el mejor momento del grupo, Lula Bertoldi y Brenda Martin serán madres.
› Por Juan Barberis
Acá hay bebés a bordo. De un lado, Lula Bertoldi se frota la panza como si fuera una bola mágica y, a punto de atacar un plato con tostados, le echa un vistazo al futuro de Eruca Sativa: “Va a ser un año muy raro”. A pocos metros, la panza de Brenda Martin aparece más camuflada, pero gana por unas seis semanas y redondea un cuadro de situación inédito para el rock argentino: en el próximo Cosquín Rock, uno de sus últimos shows antes de su primer parate en siete años de carrera, dos tercios de Eruca estarán a días de multiplicarse.
Pero los cambios en el trío cordobés ya habían empezado a dibujarse varios meses antes, a principios de 2014, cuando surgió la idea de darle forma a Huellas digitales, su primer disco en vivo (CD + DVD) que revisita el cancionero de su trilogía inicial –La carne, ES y Blanco– y lo define de un modo completamente diferente, con impacto, en un formato electroacústico que suma arreglos de cuerdas, teclados y bastante tecnología. En definitiva, lo de Eruca Sativa es un esfuerzo por escaparle a la lógica, porque en vez de celebrar su sostenido crecimiento con un disco en vivo capaz de ostentar su potencia escénica –sin dudas, su más importante golpe de efecto–, elige un salto hacia una parcela desconocida, ya no tan ligada al latir de un power trío de esencia folklórica sino más bien al de un ente con ganas de redefinirse a través del pulso de la época.
“Teníamos que transitar este camino, porque creo que es parte del proceso de mutación de la banda”, dice Bertoldi. “Junto con la salida de Huellas digitales pudimos romper muchos prejuicios. Como músicos está buenísimo poder librarnos de eso y que nuestro público sepa de qué estamos hablando cuando decimos que nos gusta hacer canciones.”
Huellas digitales es también una forma de cerrar una etapa que comenzó en el under cordobés en 2007 y que hoy los tiene a la cabeza de una generación que busca brindarle un poco de oxígeno al mainstream local. Con dos mujeres bellas y fuertes al frente –Bertoldi en voz y guitarra y Martin en bajo y coros, más Gabriel Pedernera en batería–, lo de Eruca siempre fue una búsqueda de constante desarrollo que tuvo en la contundencia del vivo y en la habilidad instrumental una de sus mejores virtudes, justo cuando en la Argentina post-Cromañón empezaba a proliferar el indie rock.
Fueron largas temporadas de shows y giras de diseño federal las que terminaron ubicando al trío como referente de una nueva camada de bandas de shows explosivos –desde Parteplaneta, Cirse o Connor Questa hasta Utopians– y como uno de los grupos de mayor crecimiento en el rock local de los últimos años. “Considero que el mayor éxito que tuvimos es justo el momento en el que decidimos empezar a tocar juntos, de ahí en más no me acuerdo muy bien de todo lo que pasó”, dice Pedernera, mirando en perspectiva. “Coincidir en ese momento, en esa ciudad, y concentrarnos en lo mismo: en armar el grupo, empezar a tocar, que empiecen a salir canciones, que salga el primer show. Ese me parece el mayor de nuestros éxitos.”
Eruca superó los 400 shows, tiene cuatro discos en la calle y todavía parece estar descubriendo su identidad. “Hay muchos artistas que se caracterizan por un sonido y no lo cambian nunca más, el resto de su vida suenan a ellos”, dice Martin. “Es súper respetable eso, pero a nosotros nos resulta muy aburrido. Los tres coincidimos en que la búsqueda no tiene que terminar nunca.”
Dicen que para Huellas digitales tuvieron que romper con algunos prejuicios. ¿Por ejemplo?
Lula: –Somos una banda de rock fuerte y parece que lo único que supiéramos hacer es tocar riffs y gritar. Pero Huellas digitales demuestra que ponemos la música y las canciones por delante de todo. Queríamos resaltar este costado experimental de la banda, que es tan importante como el costado fuerte. Fue salirnos de un lugar obvio y darnos el tiempo para experimentar. Hacerlo de esta forma nos liberó, fue un alivio. Somos muy conscientes del público, pero lo que nos interesa es lo artístico. Posiblemente haya mucha gente a la que Huellas digitales no le gustó y está esperando que saquemos un disco eléctrico porque quiere que se pase rápido esta etapa de la banda. Si sintiéramos la responsabilidad de tener que rendirle cuentas a alguien, hubiéramos hecho un disco eléctrico. Pero esto tiene que ver con seguir sorprendiéndonos nosotros. Mientras nos sigamos sorprendiendo, la gente se va a seguir sorprendiendo.
En definitiva, Huellas digitales parece haber sido un ejercicio para pensar el futuro, con nuevos instrumentos, músicos invitados... ¿Por este lado ven lo próximo de Eruca?
Brenda: –Creo que todo lo que vamos descubriendo empieza a ser parte de nuestro universo. Gaby empezó a experimentar con sus samples y pads; yo toqué el fretless, por ejemplo, que para mí es una novedad y hace al sonido nuevo del grupo; y Lula siguió buscando sus lugares con la voz y con el audio de la guitarra, ubicándola en otro lugar... Son sonidos nuevos que ya los incorporamos. Pero no quita que para el próximo disco, para no repetirnos, busquemos otros sonidos y otras formas de decir las cosas, porque es una inquietud que tenemos los tres. Si llegamos a hacer otro Huellas digitales, nos morimos, se termina la banda.
Gabriel: –Me parece que la música es una búsqueda constante y hay que tratar de seguir aprendiendo todo el tiempo, no hay nada definitivo. En el momento en que digamos “bueno, ok, Eruca Sativa es esto, no nos podemos salir de una habitación como ésta”, es donde empiezan los problemas, me parece, por lo menos desde un nivel artístico. Nosotros hace mil años que tocamos y nos faltan mil años más, y durante todo ese tiempo tenemos la obligación de seguir aprendiendo y seguir investigando.
Hoy son un referente para muchas bandas nuevas. ¿Se sienten a la cabeza de una nueva generación que le devolvió la potencia a los shows de rock?
Lula: –Hay muchas cosas que nos dice la gente, pero es muy difícil verlo desde adentro. Tocamos desde siempre y nos gusta hacer esta música, es muy natural para nosotros, pero eso de ser la cabeza de algo... no sé. Evidentemente había una necesidad de ver bandas así, de ir a un show de rock y hacer pogo. Ahora hay muchas bandas que están creciendo un montón y que satisfacen esa necesidad.
Brenda: –Lo que hicimos cuando comenzamos fue una especie de rock fusionado con otros géneros, no muy sencillo a la oreja de todos, porque a los tres nos gusta tocar muchos instrumentos. Quizás había muchos grupos haciendo eso, pero el nuestro se hizo más visible por un montón de factores. Que hayamos sido chicas seguramente tuvo que ver, porque en aquel momento –más que ahora todavía– éramos minoría, y porque es una cuestión de imagen: nos gusta cantar, nos gusta tocar y Lula tiene una voz muy particular. Yo lo veo y está bueno, me da orgullo ver que en ese momento hacía falta una banda como la nuestra y pudimos ocupar ese lugar. Es muy lindo sentirlo.
¿Creen que se necesitaban mujeres referentes en el rock?
Brenda: –No sé, yo no sentí que se necesitaran referentes mujeres, creo que se necesitaba la música que hacemos. Y eso me encanta. Que vayamos a tocar y que los lugares estén llenos quiere decir que hay mucha gente que comparte esa necesidad de escuchar esta música.
Lula, participaste en muchos discos de bandas independientes en 2014. ¿Fue una decisión esto de tener un perfil tan accesible?
Lula: –Es algo que me gusta hacer, no me cuesta nada e incluso aprendo mucho cada vez que entro en un estudio y tengo que ponerme en la piel de una canción. Siento que a las bandas les sirve, evidentemente me llaman porque pensarán que le aporto algo a la canción, a su disco, a la banda o a lo que sea, y me encanta. Cuanto más distinto sea a lo que hago, mejor.
Gabriel: –Está bueno ser accesibles. Siempre pienso que me gustaría ser tan accesible como me hubiese gustado que fueran conmigo.
Lula: –Nos ha pasado de escribirles a artistas de este país, y nada, nunca ni media respuesta. Ni siquiera para decirte que lo van a escuchar.
Gabriel: –Nosotros somos de Córdoba, y por Córdoba no pasaba Spinetta a comer un asado, nunca. Era muy difícil acceder. A mí me gustaría ser más accesible. Le he escrito mails a Charly Alberti y andá a saber si le llegaron. Hace quince años no era posible acceder a los artistas y ahora sí. Hoy respondemos a todos y escuchamos todos los discos que nos mandan, que son muchísimos.
Están a punto de ser madres las dos en el mejor momento de su carrera, ¿cómo se vive eso?
Lula: –Es vertiginoso e interesante a la vez, se viene un año distinto a lo que estamos acostumbrados a vivir, con tiempos y situaciones diferentes. Me parece que está buenísimo, es el momento justo para hacerlo; que haya un momento de misterio, que no sepan qué es de nosotros. A la banda le viene bien, porque vamos a estar con la composición y grabación del nuevo disco. Vamos a ver qué pasa. Es un momento increíble y único que también tenemos que pasarlo con música. Está buenísimo tener que componer un disco así, creo que se va a sentir muy bien.
Brenda: –No se puede separar la música de nuestras vidas personales: nuestra vida es la música. Uno siente que todo lo que le pasa es para hacer canciones: no lo podés evitar, no querés dejar pasar un puto detalle porque lo querés poner ahí, en una canción.
* Domingo 18 en Estadio Ciudad de La Plata, como banda soporte de Foo Fighters. A las 19.
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