LOS FUTUROS #17: FRANCIS TIAFOE
Con apenas 16 años, la esperanza yanqui ya jugó Grand Slams y Jay-Z quiere representarlo.
› Por Lucas Garófalo
El último tenista estadounidense en ganar un torneo de Grand Slam fue Andy Roddick, campeón del US Open en 2003. Doce años lejos de la gloria son muchos más de los que un yanqui está preparado para tolerar. Lo único que justificaría semejante sequía, de acuerdo con la lógica hollywoodense, sería una aparición espectacular, el triunfo del hombre menos pensado. Francis Tiafoe todavía no cumplió 17 pero podría serlo, a juzgar por el contrato de representación que el rapero/empresario Jay-Z le quiere hacer firmar hace varios meses.
El potencial de Francis excede ampliamente lo deportivo. Hijo de inmigrantes de Sierra Leona, empezó a jugar al tenis junto a su mellizo cuando medía más o menos lo mismo que una raqueta, a los cinco años, en un centro de entrenamiento de elite en Maryland. No es que su familia pudiera costear años de formación de primer nivel sino que Constant, su padre, había sido el obrero más destacado en la construcción del club, al punto de quedarse con el trabajo de cuidador.
Los días que su madre trabajaba de noche como enfermera, los niños Tiafoe vivían literalmente pegados a una cancha. Cuando el resto de los chicos terminaba su entrenamiento, Francis aprovechaba y se ponía a pelotear contra el frontón hasta que Constant apagaba las luces. Rápidamente se convirtió en el mejor de la academia. ¿Cuánto pagaría una marca por quedar ligada a una historia como ésta?
Más allá de especulaciones marketineras, su talento se hizo evidente en 2013, cuando con apenas 15 años se convirtió en el tenista más joven de la historia en ganar el Orange Bowl, el torneo más importante para los menores de 18, que alguna vez consagró a Roger Federer, Björn Borg, John McEnroe y Gabriela Sabatini. Semejante logro le dio la chance de jugar torneos de Grand Slam en 2014, en los que el jovencísimo Francis cosechó lógicamente más experiencia que resultados. En Roland Garros, por ejemplo, lo invitaron a una sesión de entrenamiento con Rafa Nadal, y el español quedó tan impresionado que pidió que se lo mandaran más seguido.
Hoy, a un par de semanas del inicio de una nueva temporada tenística (y de cumplir 17), Tiafoe se prepara para abrazar el destino que empezó a forjarse el día que agarró una raqueta hace 12 años: el final de la sequía estadounidense podría marcar el comienzo de una nueva historia de grandeza.
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