Matías Naso, músico electrónico, productor, guitarrista y hombre nuclear detrás de BK, aún recuerda cuando se compró su primera guitarra, a los 14: “Laburé el verano como cadete para poder comprármela: siempre pasaba por la puerta del local y la miraba fascinado: una Faim negra. Aún recuerdo cuando dejé la seña”. De allí, directamente a Elementos aleatorios: un cuarto disco ecléctico que desde una dinámica minimalista y groovera propia de la electrónica exhibe como nunca antes su ADN rockero, con la viola como gran protagonista. Ya no es una Faim, sino una Fender Stratocaster ‘77.

Matu fue guitarrista en los dos primeros discos de Placer y tocó en bandas punk como Serenos de tu tumba y Chiquero, pero confiesa que por primera vez tomó como parámetro al rock: “Es mi disco más rockero, aunque tampoco tengo muy en claro cuáles eran los parámetros de los anteriores. Para mí eran tecno porque están hecho con máquinas, pero apareció la guitarra y le dio más vida a mi música”. Su cuarta obra para Casa del Puente –excelente sello que hace años brinda refugio a algunos de los mejores artistas del pop electrónico local– es un disco breve, variado e intenso que tiene un toque de homenaje al post punk, algo de los cócteles sónicos de Tricky y todo el talento de Naso.

En trabajos anteriores como Afrika (más simple y pop, hasta bailable, de 2011) y La prótesis del hombre nuclear (ambicioso, a la vez dub y barroco, de 2012), BK supo conjugar alta calidad musical y experimentación. “Tengo mi estudio (N. del R.: Vértice Records, usina permanente de producciones independientes), así que me doy el lujo de hacer música solamente cuando estoy inspirado. Pero la mente puede soportar hasta cierto punto. Hacer música es algo extraordinario y eso te lleva a someterte a una dieta que te lleva a una situación de surmenage. Estoy muy agradecido de haber podido armarlo.”

El tema no es entonces producir sino parar, salir de la nave espacial. Después de años de trabajar como productor (Viva Elástico, Siempre, Mármol R, Slalom, Reina, Pumba Soundsystem y un larguísimo etcétera), Matu se consiguió hace unos meses un “trabajo normal” como administrativo, que lo ayuda a salir de ese microcosmos absorbente que es el estudio: “Me entregué al encierro y a generar un microclima para producir el disco. Algunos lo llaman sufrimiento, otros bohemia, pero la verdad es que no es nada sano. En algún momento tenés que darte cuenta, si no capaz terminás mal”.

* Jueves 22 en Museo del Mar, Camet y López de Gómara. Desde las 17 con Banda de Turistas, OK Pirámides, Sobrenadar, Pilotos, Los Asteroids y Boomerang. Gratis.