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Circunvalación (Ignacio Camdessus, Libros del Zorzal). Notable debut con una ciudad onda Montevideo/Rosario donde abunda el pasamanos misterioso de mercadería trucha, con Celis atascado entre su (ex) familia y un conflicto alla Arlt o Filloy: cambiar la guita falsa que le endosaron en una historia que orilla a Auster y Pynchon, pero sin porro. L. P.

El pez rojo (Leonardo Sabbatela, Mardulce Editora). Casi un Ignatius Reilly desmotivado hasta de ser ingenioso, casi un hombre-bicho fabular y kafkiano, el ¿protagonista? de la bomba de vacío que es la segunda novela de Sabbatela flota en su casa tapiada, entre un proyector a reparar y un pavor paranoico a los ajenos. L. P.

Electrónica (Enzo Maqueira, Interzona). Novela de época sobre un piadoso manto de punchi punchi, con el Adagio de Tiësto como emblema. Maqueira da vida a una profesora universitaria en sus 30 –otra vez la clase media porteña– que repasa las fiestas electrónicas en el camino a ser adulta. B. M.

Hacete hombre (Gonzalo Garcés, Marea Editorial). ¿Qué es ser hombre hoy? ¿Y macho? En Hacete hombre, el periodista, escritor y cronista traza el sinuoso recorrido de la masculinidad –la suya– a través de un road trip de Buenos Aires a Mendoza con su padre y una prostituta chilena, yendo de la crónica a la novela y al ensayo. B. M.

La boca seca (Marcelo Carnero, Mardulce Editora). Ucrónica, distópica, mística y más esdrújulas para este novelón coral donde el lenguaje se retuerce ante el escarnio: hay bandoleros, esclavos, brujas, milicias, forajidos, cuevas, faso y tráfico de órganos. Entre Revolution, True Detective y Babasónica. L. P.

Los 14 cuadernos (Juan Sklar, Beatriz Viterbo Editora). Sexo, soledad, amor y madurez en una irónica visión de los jóvenes de clase media porteña en tiempos de crisis existencial. En una isla del Tigre, un grupo desparejo de pibes afiebrados –hippies urbanos, yoguis, tarotistas, guionistas, lesbianas, héteros– pasa el verano. B. M.

Te quiero (J.P. Zooey, Páprika). La segunda novela del velado autor se construye, como el amor, en las elipsis, los ratos que Bonnie y Clyde no están juntos y los atracos que no narra (¿o no suceden?). Te quiero es un canto metaposmo y new wave entre consumos irónicos, leche de almendras y ganas de coger impedidas. L. P.

Los suplentes (David Voloj, Raíz de Dos). En los cuentos del cordobés, los conductores se quedan a vivir en los controles ruteros, los novios nuevos de los padres parecen conchudas o boludos, las vacaciones son una mierda y los chicles, eternos. Audaz y revoltoso, Voloj agita un tono de amplio espectro en cuentos fascinantes de normalidad enrevesada. L. P.