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Jueves, 22 de enero de 2015

HUMO

 Por Luis Paz

–No aparece por ningún lado.

–Se la llevaron a la Costa.

–Y reventaron un camión en Corrientes.

–Así no se puede.

–Yo estoy rascando el tarro.

–Hay que plantar.

–Voy a empezar a guardar semillas.

–Este año tiene que salir la ley.

Todos los eneros el mismo guión. El de este año pintaba distinto, por el retorno del ocasional lobbysta, proyectista y referente anti-caza de perejiles Aníbal Fernández a la esfera de gobierno, por los fallos descriminalizadores del año pasado, y por el optimismo irrenunciable del fumatorio nacional. Pero entre los telones se susurra que la ley no saldrá en la gestión Kirchner: asuntos que orillan los pleitos entre quienes proponen los proyectos de ley al respecto y su cercanía o alineamiento.

Mientras tanto, este año se espera superar nuevamente la convocatoria en la marcha de cada mayo: en 2014 fueron 150 mil personas en Buenos Aires, 200 mil en el país. El de la legalización del cultivo y el uso –razones abundan y van de la seguridad por la evasión del circuito criminal a la seguridad sanitaria sobre lo que se usa– es uno de los reclamos sociales más redundantes en el país, reporta una presión social inaudita para otras causas y debería lo mismo rubricar la necesidad de una nueva política en el asunto: hay 200 mil personas saliendo a la calle a plantear que este estrato político no le resulta adecuado. En contexto: no hay movilizaciones de personas pidiendo el uso libre de pasta base o ketamina. Ante el discurso sobre lo problemático de pluridespenalizar, el rebate es sencillo.

En las salas de teatro vecinas, la función es otra. En Chile comenzaron la segunda tanda de cultivo oficial para el tratamiento de pacientes oncológicos (plantaron, y no es chiste, en La Florida). En Nueva York se aumentó el límite para consumo personal, en Washington se puede comprar legalmente para fines terapéuticos, y Colorado se agregó a los estados humeantes. En Uruguay, el asunto es conocido y camina: ya hay más de 600 cultivadores registrados. En Brasil no hay acuerdo gubernamental y las encuestas demarcan a la población local como resistente a la despe. En Israel, varios legisladores se manifestaron a favor, como parte de una campaña del partido Hoja Verde. La flamante presidenta de Croacia aseguró que despenalizará su uso medicinal. Y así.

Y como en todo emergente social de ascenso indomable (caso rock), la Gran Empresa espía. En Estados Unidos hay proyectos en discusión para habilitar el patentamiento de semillas trasgénicas. ¿Otra subsidiaria para Industrias Monfaso?

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