SHARON VAN ETTEN EN SU LABERINTO
La novel estrella de la canción trasnochada teme que su éxito conspire contra su plan de ayudar a la gente con su música.
› Por Yumber Vera Rojas
A mediados de este mes, Sharon Van Etten presentó en el show televisivo de Ellen Degeneres su flamante canción, I Don’t Want to Let You down, con la que nuevamente hizo alarde de su matiz trasnochado y melancólico. “No todo tiene que ser siempre tan lindo”, afirma al teléfono la cantautora estadounidense, desde su hogar en Nueva York. “Creo que hay demasiadas artistas que abusan de su tono de voz alegre, por lo que me gusta haber descubierto ese mundo oscuro, que además se ajusta muy bien a mi manera de cantar.” Este adelanto de su próximo álbum, que demuestra la epilepsia creativa de la exponente de Nueva Jersey, aparece cuando todavía no se cumplió un año del lanzamiento de su último disco, Are We There, que ranqueó entre los mejores trabajos de 2014. “Estoy muy contenta por la recepción del disco; me siento afortunada por dedicarme a esto y por poder viajar por el mundo”, afirma. “Es como hacer terapia todo el tiempo.”
Aunque el cuarto álbum la consagra como la novel estrella indie de la canción, con 33 años, Sharon no padeció esta vez la presión por la autosuperación. “Me preocupaba que la gente esperara un repertorio efectivo y exitoso, pero en un momento bajé un cambio y acepté el álbum tal como es”, explica la cantautora que fue arengada por Kyp Malone, de TV on The Radio, a abocarse profesionalmente a la música. “Como compongo todo el tiempo, siempre tengo canciones. Nunca paro para dedicarme exclusivamente a crear. Lo puedo hacer durante una gira, en medio de una prueba de sonido o cuando regreso a casa. Esos son los contextos en los que se desarrolla mi composición. Lo que no tiene sentido para mí es transmitir el mismo mensaje en todas las canciones, pues sería aburrido. El amor es una constante en mis letras, pero no lo es todo. Incluso en esta ocasión traté el tema de tener una carrera musical y mantener viva una relación amorosa.”
–Me sorprendió la invitación, no me la esperaba. Si bien se me dificultó llevar a toda la banda, no podía perder esa chance. Con mi baterista, Zeke Hutchins, aprovechamos el tiempo y trabajamos en algunas canciones durante esa gira. Así que esa experiencia no sólo fue muy linda y enriquecedora, sino que me marcó la dirección a seguir en la grabación.
–Como no me considero una virtuosa, Stewart Lerman, el productor, me ayudó a sacarme la inseguridad y me permitió encontrar, a partir de mi carencia técnica, el lenguaje para este conjunto de canciones. Lo mismo que el resto de los integrantes de mi banda.
–Así es. El hecho de que esté en mi disco es una sensación difícil de explicar porque fue muy emocionante. Si bien Stuart trabajó buena parte del álbum en su estudio en Nueva Jersey, necesitaba un piano de cola para un par de baladas. Así que cuando fuimos a Electric Lady, los estudios que eran de Jimi Hendrix, vimos uno que resultó ser el que usó Patti Smith en Horses. Más tarde, casi al terminar la grabación, me ofrecieron el que usó Lennon en Imagine.
A pesar de que hoy disfruta de renombre, el mundo descubrió a la cantautora estadounidense recién con su tercer álbum, Tramp (2012), que contó con la producción de Aaron Desnner, del grupo The National. “Lo conocí luego de que Bon Iver versionara mi tema Love More (de Epic, 2010). Y en ese momento intenté comprender cuán lejos podía llegar mi música y cuál era mi público, pues todo era bastante extraño para mí”, reflexiona. “Ese cover empezó a vincularme con otras audiencias y músicos, y con Aaron nos hicimos amigos y hasta empezamos a ver al posibilidad de girar juntos.”
Tres años antes de su auge, Van Etten había debutado con Because I Was in Love, que describe su relación con su ex pareja, quien le advirtió que sus temas no llegarían a ningún lado: “Cuando las hice, estaba muy triste, en un capítulo de mi vida muy quebrado. Traté de encontrarme, y con el tiempo pude observar en perspectiva cómo gané en seguridad y cuánto recorrí”.
–Por un lado me siento afortunada, porque las cosas se fueron dando desde un lugar orgánico y natural. Pero, al mismo tiempo, el futuro me genera bastante nerviosismo, porque creo que en la medida en que mis canciones crezcan, quizá deje de conectarme con la gente. Tampoco descarto la posibilidad de volver a la facultad, de optar por un trabajo que tenga que ver con música terapéutica o de tomar un trabajo social, pues empecé a hacer música a manera de terapia y con el objetivo de ayudar a otras personas. Si esto sigue creciendo, no sé si alcanzaré mi objetivo.
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