Es probable que alguna vez hayas querido conocer la mejor manera de emparchar tu bici, involucrarte con su mecánica e incluso mejorarla. Puede que quieras perfeccionar tu cultivo indoor o conocer la más aplaudida receta de galletas de chispas de chocolate. Quizá precises acondicionar tu cuarto para mezclar audio y busques interiorizarte en acústica, conocer la respuesta de tu ambiente en el control de frecuencias y oír recomendaciones de monitores y equipos. Los foros de Gear Slutz, Tape Op o Electrical Audio, el estudio del ingeniero de sonido, músico y periodista Steve Albini –responsable de las grabaciones más abrasivas de los ‘80 y ‘90, y una de la figuras más respetadas en la escena internacional de música independiente– pueden ser fuentes de excelentes maneras de resolverlo. Esa avidez de sabiduría es autoeducación: hazlo tú mismo, pero con información compartida por otros.

Hace poco más de un año, Sebastián Rey y Jorge Crowe, otrora ligados a espacios formales de educación y ahora conductores de los proyectos de desarrollo tecnológico Sonido Cínico y el Labo de Juguete, respectivamente, concordaban en diálogo con el NO sobre el retraso que aún mantiene el sistema académico y la patriarcal unidireccionalidad de los educadores. “Eso de que el maestro tiene el saber y se lo transmite al alumno, que no tiene luz y está vacío, es del siglo XIX”, expresaba Rey. “Creo que la docencia hoy pasa por crear un entorno de contención donde el conocimiento se traspase. Y no por bajar data. Se crea el ambiente donde generás las condiciones para que el conocimiento circule. Y una parte viene de vos y otras van llegando de otros lados”, decía Crowe, en referencia a la velocidad de adaptación de la que gozan los espacios que gestionan.

La autoeducación está lejos de ser una actividad solitaria. Las plataformas de flujo de información más exitosas tienen su eje en el aporte comunitario de la experiencia personal. Makezine.com se ha vuelto el sitio por excelencia para el hacedor tecnológico. Allí, proyectos de Arduino, impresoras 3D o Raspberry Pi son liberados para deleite y debate de mejoras.

Por estos lados, meses atrás, un grupo de chicxs ligadxs a las artes multimediales brindaron una charla en Tecnópolis en la que blanquearon que ser autodidacta en dicha disciplina aporta mucho más que un título de grado. Importa más saber dónde buscar cómo resolver nuestro problema.

Los sitios de hackeos a la vida cotidiana se multiplican. “Life hack” es una herramienta o técnica que hace más fácil o eficiente algún aspecto de la vida. En Lifehack.org, cada vez que la pantalla permanece inactiva por unos segundos, aparece un cartel que pregunta: “¿Qué tal un poco más?. Estos (life hacks) también van a encantarte”, y ofrece artículos aleatorios como “25 hacks para el baño que vas a querer compartir con cualquiera”: recomendaciones de una línea seguidas de foto, como la que sugiere que “una bacha seca es un excelente amplificador para el celular”.

Iniciado en 2005 y con “29 millones de usuarios activos cada mes”, Instructables.com se define como la comunidad DIY mas popular de Internet: “El paraíso del hazlo tú mismo. Actualmente, el sitio aloja más de 100.000 proyectos que abarcan áreas tan diversas como artesanía, electrónica, mascotas, proyectos verdes, arte, niños y cocina. Hasta hay concursos patrocinados por Microsoft, Raspberry Pi y otras empresas de desarrollo tecnológico”.

El youtuber y “King of Random” Grant Thompson es conocido por sus “videos semanales, dedicados a explorar el entorno a través de experimentos de ciencia e innovaciones para la vida en el mundo real”, según los presenta. Thompson lleva subidos 209 clips y cuenta arriba de 3,3 millones de suscriptores. Recientemente publicó un compilado en video, titulado “10 life hacks que te cambian la vida y que podés probar ahora”. En menos de cinco minutos, Grant entrega diez consejos entre los que incluye setear el celular en “modo avión” para evitar las publicidades estratégicamente ubicadas en los juegos. Ok, tal vez no sean cambios radicales, pero después de todo, cada uno sabe cuándo correrse de la pantalla y poner manos a la obra.