KENDRICK LAMAR EN COCHE
Su fabuloso tercer disco reivindica la cultura negra de Estados Unidos.
› Por Facundo Enrique Soler
Todo negro es una estrella”, es el primer sampleo de lo primero que se escucha de To Pimp a Butterfly, el tercer disco de Kendrick Lamar, el nuevo goleador de todos los charts. El verso es de Boris Gardiner y da pie a Wesley’s Theory, una obra monumental acerca de cómo los artistas negros de Estados Unidos son succionados y usados por la industria del entretenimiento, citando a Wesley Snipes, el actor que pasó tres años en cana por un drama de impuestos, como metáfora. Ese puntapié da a entender el núcleo argumentativo de Kendrick en su mejor disco: un estamento que revalida la cultura negra y su importancia a lo largo de la historia pese a la violencia policial, la hipocresía política y las cuestiones raciales.
Pero la música es otra cosa, yu en esta ocasión el pibe de Compton, de tan solo 27 años, abrió un abanico de ritmos que incluye hip hop, funk y una estela jazzera que no se va. El rapea como en un jam de poesía y le hace saber al mundo que su pija no es gratis, mientras en la cocina de la producción se concentran las habilidades de monstruos como Dr. Dre, Pharrell Williams, Fliying Lotus, Thundercat y Top Dawg. Y las ideas ahí se disparan: Kendrick da una clase magistral acerca de la corrupción humana en Instituzionalized, con la voz suave pero áspera de Snoop Dogg como invitado soltando una bendición al joven rapero como el nuevo Rey de la Costa Oeste.
En el álbum, Kendrick recita una poesía que a medida que transcurren las canciones va a ganando un verso. Mortal Man, oda de doce minutos que cierra el disco, incluye todos los versos juntos antes de samplear una entrevista que Tupac Shakur dio en una radio sueca en 1994. Tras nombrar a Mandela, Malcolm X y Martin Luther King Jr minutos antes, Kendrick interviene en las respuestas del difunto rapero como si estuvieran charlando, lo que deja en claro que Lamar se posiciona entre los grandes revolucionarios negros del siglo pasado. De hecho, la tapa muestra a una pandilla que incluye adultos y niños con fajos de dólares y botellas de champagne frente a la Casa Blanca, tomando por sorpresa y firmeza el máximo símbolo de poder de Estados Unidos. Abajo hay un juez muerto, y en el medio aparece Kendrick gritando de alegría con un bebé en brazos. Hay un nuevo Rey y To Pimp a Butterfly es su trono.
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