Por más que se haga la tonta en las selfies que sube a su cuenta de Instagram, en la que tiene 13 millones de seguidores, Cara Delevingne no puede dejar de ser hermosa. Ambos factores fueron determinantes en la construcción de su celebridad: por un lado, la belleza levemente desproporcionada de su rostro (una incipiente nariz de chanchito, un par de cejas gruesísimas, una bocota) y por el otro la naturalidad con la que comparte su intimidad. Si hasta hace no tanto la modelo mejor considerada era aquella que lograba mantener su imagen inmaculada (Valeria Mazza y Kate Moss como ejemplo y contraejemplo), esta inglesa de 22 años quizá sea la primera superestrella del universo fashion en quebrar definitivamente ese código para imponer, en cambio, un estilo mucho más arraigado a su época: no tienen ningún sentido ocultar algo en Internet.

Empezando por la sexualidad. A la hora de ponerse de novia, Cara no distingue sexo, raza ni religión: salió con Harry Styles de One Direction, con el cantautor Jake Bugg, con la actriz Michelle Rodríguez y actualmente coquetea con Annie Clark, más conocida como St. Vincent. Hubo una época en la que un periodista con acceso a ese historial podía hacer mucho daño. Afortunadamente esa época va quedando atrás, en buena medida gracias a celebridades como Delevingne, que no tiene problema en darle un beso a su novia mientras mira un partido de básquet. “No me preocupa mi sexualidad”, le dijo al diario inglés The Telegraph. “La estoy pasando bien y no creo que haya ningún motivo para ocultarlo.” Es una declaración que describe bastante bien el pensamiento de una generación.

Claro que ese desparpajo, que le permite interpelar a fans de cualquier clase social más allá de que tenga un origen aristócrata, no cae del todo bien en algunos sectores de la industria. Cansada de que le digan que está gorda para modelar, la protagonista de campañas de Channel, Dolce & Gabbana, Moschino y Givenchy empieza a perfilar una carrera como actriz, su verdadera vocación (será una sirena en la nueva película de la saga de Peter Pan y una villana en Suicide Squad, la adaptación de la historieta de DC Comics). Llamativamente, Cara Delevingne nunca quiso ser modelo. Y quizá por eso terminó redefiniendo la profesión a su antojo.