Jueves, 25 de junio de 2015 | Hoy
EZRA FURMAN CELEBRA LO DIVERSO EN PERPETUAL MOTION PEOPLE
El movedizo querubín recrea el glam pop en un disco retro y arrollador.
Por Juan Barberis
A simple vista, la figura movediza y ambigua de Ezra Furman, un veinteañero de origen judío y ojos cristalinos que suele tocar vestido de mujer y con los labios pintados, parece una estrategia de provocación práctica. Pero para él, en cambio, es el reflejo natural del modo en que se para frente al mundo. “Soy bastante inclasificable: me ubico entre el límite de los géneros, las marcas de cervezas y los lugares donde vivir”, dice con tono manso, al teléfono desde su casa en San Francisco. “Es bastante difícil saber quién soy en cada uno de mis momentos.”
Sin embargo, detrás del efecto que produce su figura, Furman se revela como un artista de un peso específico arrollador. Nacido en Chicago en 1986, desde chico se crió frente a la pantalla de Much Music viendo a bandas como Green Day y Nirvana, hasta que a los 12 años consiguió su primera guitarra eléctrica y se puso a componer canciones punk-rock. “En esa época estaba muy influenciado por Outkast, me enorgullecía bastante. Nunca volví a ser el mismo después de escucharlos”, asegura. “Pese a que se volvieron muy masivos, ellos siempre mantuvieron esa actitud de outsiders. Así que cuando empecé a hacer mi música quise continuar con esa tradición. Siempre me sentí cómodo parándome frente al mundo de ese modo.”
Primero como Ezra Furman and The Harpoons, banda que llegó a editar tres discos entre 2006 y 2011, y después de lleno como solista, Furman construyó un perfil capaz de procesar el pop y el rock de los ‘60 y ‘70, con actitud punk y cierto aditivo glam, herencia de figuras como David Bowie y Marc Bolan. Perpetual Motion People, su tercer disco solista —que será publicado en Europa y Estados Unidos a principios de julio—, resulta la síntesis más atractiva de su obra, donde su voz gobierna con magnetismo y profundidad canciones de climas retro, entre baladas con pianos espaciados, saxos y un fuerte aroma a Lennon en tiempos de Plastic Ono Band. “Siempre tuve a Lou Reed y a Patti Smith como grandes referentes, pero sin dudas John es el mejor de todos”, concede.
Durante el listado, el ánimo anfetamínico de esencia Motown del corte Restless year se cruza con su costado más cancionero e introspectivo, entre baladas a lo Elton John como Can I Sleep in Your Brain y algunos pasajes de folk oscuro. Es como la ruta interna de un chico que gravita en tensión con su propio tiempo. “Hay cuestiones culturales que me resultan demasiado opresivas, nunca me sentí cómodo siendo masculino y haciendo todas las cosas que eso supone”, reniega. “Así que mi propuesta artística busca chocar en esa dirección. Yo soy bisexual, pero la sexualidad está separada de los géneros. Creo que los géneros ya no nos representan, somos mucho más complejos y particulares que eso.”
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