lLeandro Fresco estrenará en vivo en el ciclo Escuchar, que comenzó hoy y terminará el sábado, el álbum con el que regresó no sólo a las bateas, sino a la electrónica: El reino invisible. “Con la electrónica me pasa que me siento más un pintor que un músico. Una vez que termino la obra, la cuelgo y la muestro”, explica el artista de 40 años, té mediante, en una heladería de Recoleta. “Así que estoy tratando de buscarle la vuelta porque presentar un disco de estas características es muy raro.”

En su más reciente producción, publicada en marzo a través del sello alemán Kompakt, el ex integrante de la banda de Gustavo Cerati hace alarde de su condición de icono del ambient patrio al mimetizar el género con la nostalgia rioplatense. “Se me da naturalmente componer ese tipo de música. Se conecta con lo cinematográfico, y con ese aspecto de mi personalidad que es tranquilo, introspectivo y tanguero. Tiene esa cosa trágica del porteño”, confiesa el productor y músico. “Intenté ser lo más artificial y emocional posible. Es la melancolía de un robot.”

El reino invisible aparece a tres años del lanzamiento del álbum anterior de Fresco, titulado igual que el artista, y en el que debutó como cantautor pop. “En los últimos cinco años, desde que Gustavo tuvo el accidente hasta que murió, produje ambos discos. Por lo que están marcados por esa etapa”, detalla el también otrora Roken, quien días atrás participó en Gracias Gustavo, el tributo al líder de Soda Stereo que se celebró en el Planetario.

“El trabajo de canciones, que es lo más experimental que hice hasta ahora, porque nunca había hecho algo así, está muy conectado con la tristeza. Mientras que el otro está apegado a la esperanza. Si bien sabía que la situación era complicada, creí que podía suceder el milagro. Pero cuando el sello aprobó el disco, Gustavo falleció.” No obstante, este pupilo de Brian Eno y Daniel Melero rescató una colaboración previa de Cerati para incluirla en su nuevo trabajo, en el tema Sol de medianoche. “Era una forma de agradecerle lo que hizo por mí, al tiempo que me resultó atractivo abrirle un canal en Alemania para que lo descubrieran.”

Con la salida de su nueva producción, que además está dedicada a su amigo, Fresco asegura que ya purgó su dolor. “Luego de que la gente me marcara que todo el tiempo hablaba sobre él, traté de no hacerlo. Pero me relajé porque no hay un aprovechamiento de mi parte”, expedita uno de los actos locales de la inminente versión del Sónar porteño, que se celebrará el 3/12 en el Complejo al Río, y en la que le acompañará el realizador Gabriel Rud. “Siento que me liberé. Todo quedó atrás, nací de nuevo.”

Pese a que reconoce que se había habituado al rock y que extraña el mainstream, el productor, músico y flamante frontman comenzó a enfocarse en sus proyectos personales. “Se me había ido la ambición, aunque de a poco me amigué con las ganas de hacer música”, reconoce quien ya prepara otro disco de canciones. “No me gusta pensar mucho más allá. Después de lo que le sucedió a Gustavo, valoré un montón de cosas humanas. Quizás atente contra mi trabajo, pero prefiero darle más prioridad a lo afectivo.”

* Viernes 3 en el ciclo Escuchar, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Av. San Juan 350). A las 20.