Si bien al cierre de esta edición la obesidad no se yergue como un problema mayor para los Chancho en Piedra, advertir que los platos típicos de la cocina chilena sean musa recurrente de esta banda trasandina invita a pensar en un futuro fértil para tejidos adiposos y talles XL. No sólo su versión del tema “Curanto” alude al arte de almorzar: “Se trata de una especie de puchero que incluye pescado y mariscos, muy popular en Chile”, sino que el nombre mismo del grupo es el de un platillo de cerdo. Ahora, se produce la edición local del EP Chancho en Piedra, que incluye cuatro canciones de su quinto y reciente álbum El tinto elemento (juego de palabras que suma el tintorro a la mesa del grupo, y a la hipótesis tejida por el No sobre la pasión de la banda por la ingestión). El cantante Lalo Ibeas amplía el campo de batalla: “No es sólo la comida chilena, en realidad tratamos de que las letras mencionen distintas cuestiones chilenas, tanto tradicionales como actuales”. Sus discos revelan influencias por los Red Hot Chili Peppers y –especialmente– Molotov: funk, rock, hip-hop latino y cierto gusto humorístico (“Niño Peo” cuenta la historia de un chico que con los pamperos y zondas de sus intestinos practica “para lograr hacer melodías con el ano”) que, cuando es dejado de lado, permite lo mejor del grupo, como la canción “Animales disfrazados”. Felipe Ilabaca, el bajista, remarca una diferencia con otras bandas chilenas: “Nosotros no citamos a Soda Stereo o a Charly García como referentes argentinos, sino que nos sentimos más cerca de Bersuit Vergarabat, Los Piojos, Attaque 77 y Les Luthiers”. ¿Ah? “Sí, Les Luthiers, que cuando van a tocar a Chile las entradas son harto caras, y que nos dijeron que aquí tienen precios superpopulares.” JAVIER AGUIRRE