Atada y semidesnuda, Luz mira fijo la lente del fotógrafo que, desde el otro lado de la línea roja, dispara su flash: los clicks de una decena de cámaras y la mirada atenta de los dibujantes amplifican la tensión erótica de la escena, que se completa con las otras dos integrantes de Wicca y con el Sr. Mariano, especialista en shibuki, estilo japonés de bondage que implica atar siguiendo ciertos principios técnicos y estéticos.

En este lugar secreto conocido como “La Sede”, la ya desatada Lourdes Colobine explica que hace más de un año que junto a Luz Barbosa y Bianca Temperini eligieron armar un productora de desnudos artísticos llamada Wicca, nombre que relacionan con la magia blanca: “Las tres posábamos para artistas y se nos ocurrió crear un grupo que genere eventos culturales especiales para fotógrafos y artistas plásticas, y ahora además estamos armando una obra de teatro”.

Monumental y seria, Luz aclara: “No hacemos magia Wicca ni prácticas BDSM. El cuerpo desnudo sólo es tan chocante y a la vez tan natural que siempre resulta contradictorio, pero para los dibujantes y los fotógrafos el cuerpo es un objeto con formas geométricas”. Bianca: “Esto es diferente a lo que solemos hacer, la idea es ir variando las temática para que los dibujantes no se aburran”. Ni los dibujantes ni los fotógrafos convocados parecían aburrirse: para las chicas de Wicca exponer sus cuerpos, derrochar su belleza escenificando y generando distintos simulacros virtuales no tiene nada de malo.

Luz, que también es profesora de artes plásticas, se siente segura: “No nos sentimos rebajadas para nada. No posamos para una marca o un producto sino que contamos algo con el cuerpo, sea desnudo o vestido. Hacer esto nos libera”. Bianca, la actriz, redobla: “No estamos buscando vernos bellas, sino que trabajamos el cuerpo como lenguaje. Nos copa la mujer como imagen de fuerza y disfrute”. dice y cita a fotógrafos como Helmut Newton, Erwin Olaf y Eugenio Recuenco y artistas como Blake o Dore como influencias. Y el surrealismo, claro: “El erotismo es el valor revolucionario de nuestra época, el único arte que está a la altura de la era espacial; único capaz de conducirnos a las estrellas”, escribió hace unas décadas André Breton.

Posmodernas, posporno y hasta posfeministas (¡reivindican a Milo Manara!) estas 3 Gracias suelen hacer sesiones más inocentes, pictóricas o evocativas, pero están dispuestas a (casi) todo: “Los prejuicios hacia lo que no conocés se van transformando cuando lo experimentás”, dice Lourdes y mientras Sofía M agarra el látigo, con una autoridad hipnótica y subyugante. Las chicas quizá sólo quieran divertirse, pero hay que seguirles al ritmo. Ojo con ellas.