Jueves, 23 de julio de 2015 | Hoy
MIJAL KATZOWICZ SUELTA EN CORRAL AJENO
Su unipersonal discute el éxito y la comunidad en la era de internet.
Por Brian Majlin
Es la historia de una metamorfosis y, sin embargo, no habla de ello. Se nutre, sí, de esa metáfora que hace cuerpo en cada músculo y hueso de Mijal Katzowicz, para hablarnos de nosotros. De la soledad. Del éxito. Del rol de la mujer y de los animales. Del sistema productivo, si se tuerce la cosa un poco. La metamorfosis es central y, a la vez, casi una excusa. Como lo fuera la de Gregorio Samsa en escarabajo, en el libro de Franz Kafka que en apenas 60 días cumplirá 100 años, la transformación de esta joven campesina en gallina habla de la sociedad.
En corral ajeno es el unipersonal en el que se destaca el trabajo –intenso– de esta joven actriz que interpreta a una campesina aniñada que, con pocos recursos escénicos, sueña con recuperar a sus gallinas, imagina un mundo de luces como actriz de teatro de revistas y acaba por transformarse en mujer. O en animal.
La obra surgió de un intercambio de necesidades e improvisaciones con la dramaturga Soledad Manes, y la afirmación de los discursos sobre el rol de la mujer aparecieron más notoriamente en la versión 2015, en el trabajo con la directora Vanesa Madia. Lo que más sorprende es el despliegue de recursos físicos de Mijal hacia su metamorfosis final: “Somos conscientes de que hablamos de un relato que es muy femenino. Sin bajar línea, pero con la opinión de salir de los mandatos y el deber ser”.
–Cada vez estamos más en el mundo virtual, de la imagen y lo superfluo. El mandato tiene que ver con eso, y se vende la felicidad desde lo virtual, la tele o el Facebook.
–Hay un punto de enajenación. Hay una pérdida de contacto que es trágico. Creemos que la realidad es lo que pasa por las redes sociales, la gente alucina y está más presente ahí que en la realidad.
–La realidad es que tras esa aparente comunicación entre todos, estamos cada vez más solos. Y se trata de ocultar esa soledad que es parte de la esencia humana, porque somos seres individuales. Dependemos del otro y vivimos en sociedad, pero la soledad es algo que está innato y nos cuesta aceptar. Hay que atravesar la verdadera soledad, hacer algo productivo y no esconderse en Internet.
–La obra invita a la reflexión sin cerrar una conclusión. El arte está para eso. Y para escapar, como artista, del mundo en que vivimos, y crear otras realidades críticas que hagan pensar: que el espectador reflexione pero, a la vez, se entretenga.
* Viernes 24 a las 21 y domingos 16, 23 y 30 de agosto a las 20.30 en La Vieja Guarida, Guardia Vieja 3777.
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