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De todos los lugares en los que se presentaron desde 2013, destacan al Observatorio del Planetario, donde en abril dieron un show audiovisual con animaciones en vivo de la artista plástica local Romina Risueño. A pesar de que aquélla fue la única vez que tocaron en ese sitio, no dudan en definirlo como su “segunda casa”. Hay un motivo elemental: por allí pasan o pasaron todos para estudiar Astronomía, carrera que atraviesa de manera gravitacional a Astromonos, auténticos estudiantes de La Plata lanzados a la carrera espacial del rock que, incluso, ya recalaron en Buenos Aires en febrero (ellos prefieren decir que “alunizaron”).

La inmensidad cósmica cabe en 20 minutos. Ese es el tiempo que ocupan las cinco canciones de su hasta ahora único disco, subido a Bandcamp. “Jamás habíamos entrado a un estudio. No sabíamos ni cómo empezar”, se sincera Fede García, guitarrista y cantante. Pero no estuvieron solos: ayudaron Lucas Finocchi en producción, Gabriel Ricci en edición y mezcla y Kubilai Medina en coros. Es decir, los altos mandos de Mostruo! en una causa que alineó a los astros platenses del nuevo rock. No es la primera vez que sucede.

El resultado es un disco de guitarras, esencialmente. Por momentos rockeras y venales, aunque también se mecen en la oscuridad a través de melodías finamente labradas. “Intentamos dejar plasmado nuestro primer acercamiento a la música original, lo que nos juntó. Nuestras influencias vienen del rock clásico de los ‘70, el que transformó a Argentina en el epicentro del rock en castellano”, explica el bajista Fede de Luca (completan Francisco de Gerónimo en guitarra y Maxi Haucke a la batería). La cosmogonía astromónica se resume en una frase demoledora: “El TALP es como el tiempo, nadie lo puede parar / el TALP viaja en el tiempo... o el tiempo viaja en el TALP” (homenaje al bondi que tarda literales cinco horas en unir La Plata con San Isidro después de atravesar Varela, San Justo y Morón).

¿En qué se parecen la música y la astronomía?

–La conexión es y fue siempre enorme. Hay muchos ejemplos, como Johannes Kepler o Brian May, quienes conjugaron ambas artes, pero para nosotros todo pasa por encontrar un rinconcito donde expresar lo que sentimos y lo que nos pasa, saliéndonos del mundo de la ciencia actual. Porque la música y la ciencia tienen que ser libertad.