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“Trabajamos creando imágenes, improvisando y haciendo un entrenamiento corporal y vocal. Luego montamos las imágenes y decidimos los textos que acompañarían. Salió un mapa, el mapa de un grupo de jóvenes de hoy, en esta ciudad y con todas sus vivencias”, anticipa el dramaturgo César Brie sobre el trabajo que coordinó en un seminario con 20 bienalistas, y devino en la obra El paraíso perdido. Los miedos, deseos y obsesiones de ese grupo se estrenarán en la Bienal de Arte Joven de la Ciudad de Buenos Aires, que empezó este martes 8 y terminará el domingo 13.

Para cuando acabe –aunque la mayoría de las obras seguirán en escena–habrán pasado por la Bienal más de 700 artistas: música, teatro, cine, web, danza, pintura, escultura, fotografía, poesía y más. En suma, un cúmulo de discursos y experiencias que, entre mucho más, resuenan en ocho obras inéditas, tres series web, más de 30 bandas, y decenas de obras seleccionadas. Un mapa –impreciso, pero mapa al fin– de lo que sucede en la escena joven porteña y sus habitantes, con entrada libre y gratuita, y epicentro en la C. C. Konex, entre una docena de sedes.

Este “reflejo de época”, en el decir de Brie, muestra un universo complejo. “Existen estéticas y visiones muy diferentes en una generación. Lo que nos une debe ser la ética en esa pluralidad. Propuse sinceridad, responsabilidad, riesgo, humor y respondieron con sensibilidad, honestidad y una maravillosa creatividad”, enumera el dramaturgo, acerca del seminario.

Otro de los elementos destacados de esta edición de la Bienal es la presentación de tres series directamente producidas para web. Se trata de Trends, La Niña Elefante y De boca en boca. Parece una expresión netamente generacional, pero Graciela Montoya, directora de la primera, que estrenó el martes, advierte que fue “una adaptación tecnológica” y enumera las ventajas del formato: “Sin dudas, la difusión web amplía el nivel de alcance, al mismo tiempo que los costos de producción son menores”.

Al igual que el seminario de Brie, Trends tiene un punto de arranque en la búsqueda de la reflexión e introspección. En este caso, de seis amigos rondando los 30 en la intención de definir y reflejar sus cotidianidades. “La resistencia a los cambios. Intentamos reflejar un poco qué sucede en esa franja etaria, aún pasando los treinta. No creo que exista un patrón, por eso lo concreto son las tendencias, las elecciones y la orientación de cada persona.

Por su parte, Facundo Galli –uno de los intérpretes que aporta su “paraíso perdido” para la presentación de Brie–, descubrió un horizonte de sentido generacional que le provocó empatía. “La ausencia de los padres, el maltrato adolescente, el machismo”, destaca entre otros puntos de contacto. “Las mismas espinas generacionales son los disparadores de esas obsesiones, panoramas y sentimientos.”

La Bienal dejará una lectura de la realidad a través del arte, una visión de presente y futuro. En lo inmediato, 16 bienalistas de cada disciplina recibirán becas de formación en Argentina y el exterior, y cuatro bandas serán seleccionadas para grabar su disco en 2016. Serán los resultados visibles de algo que es aunque no se lo mire. Y que permite comprender y tamizar, al calor del arte, qué es Buenos Aires hoy.