TOTOTOMáS, EL COMBO ONOMATOPéYICO
Su pop vocal mezcla folklore, psicodelia, rock, desparpajo y tartamudez.
› Por José Totah
Cuando no está en acción, Tomás Agustín Casado podría pasar por un oficinista con anteojos de marco grueso que, a las 18, puntual, apaga el monitor y vuelve a casa a tragar un bol de cereales frente a la tele. En el escenario, el tipo se transforma y por momentos su voz parece tribal y desencajada, como la de un cavernícola que canturrea fuerte mientras se dora su pata de dinosaurio, flotando en el enjambre de las otras tantas voces que componen Tototomás.
Ya es bastante onomatopéyico el nombre del primer disco de la banda platense (Jau Jau), con canciones como Gan Gan Guen Gon (una especie de pirámide gutural que se baila en las chozas más fiesteras de Africa) y Ay Nanan. Todos los temas tienen distintas líneas de voces y una fuerza coral que termina siendo muy potente en los shows. El disco, en el que grabaron 18 personas (hoy son 11 en cada recital) y se sumaron instrumentos no tradicionales, como el banjo, fue producido por Juanito el Cantor.
De a ratos, en su música hay algo de Arcade Fire mezclado con Smashing Pumpkins, con toques de música brasileña, funk y cierta autorreferencia burlona, que se nota muy bien en el video ultra-kitsch del tema Dí que te encanta. La propuesta es tan desprejuiciada y hay tan poco filtro que las canciones son totalmente frescas y juguetonas, pero nunca bobas. Un ejemplo: “Cuando empiezo a cantar, se conmueve mi mamá. No la puedo contener. Y ella tiene arritmias.”
“Nuestro fuerte es el vivo, porque cada uno tiene un personaje en escena”, cuenta Casado, que antes de Tototomás venía del palo del hardcore y el punk (con Fun People como uno de sus grupos de cabecera), pero a fines de 2011 empezó a tocar sus composiciones con la guitarra criolla en centros culturales, ferias y casas abiertas de La Plata. Ese formato acústico se multiplicó por siete, incluyendo a dos coristas que en el escenario son panes de trotyl bailables.
En su primer año, Tototomás tocó 70 veces. “Esa dinámica generó compromisos en cuanto a la banda: quienes estaban interesados apostaron a tocar, conseguir mejores instrumentos, practicar y disponer de tiempo suficiente para la música”, dice Casado, sociólogo y profesor en un colegio de pregrado de la Universidad Nacional de La Plata.
* Sábado 10 en Fiesta del Sur, Museo Sívori, Infanta Isabel 555. A las 19. Y viernes 16 en La Grieta, 18 y 71, La Plata. A las 21.
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