CADENA PERPETUA FESTEJA SUS 25 AñOS EN EL LUNA PARK
Son la segunda banda del palo punk puro en llegar allí, pero la primera en hacerlo con su formación clásica y sin nunca haber dejado de patinar sus letras con palabras filosas de acción y reacción.
El timbre está rodeado de inscripciones y grafitis sobre los que resalta una vieja calcomanía de Fun People. Una vez que la puerta se abre, la escalera que lleva hacia el primer piso desemboca en un ambiente con un pequeño bar y una barra. Alrededor, tres salas de ensayo, un estudio de grabación, algunas guitarras y palos de batería, afiches de recitales e imágenes de los Ramones y Sex Pistols. Junto a ellos, un cuadro con una foto en la que los tres integrantes de Cadena Perpetua se mimetizan entre pinturas verdes, grises, rojas y azules. Moscú Estudio, comandado por el bajista Eduardo Graziadei (Edu), se convirtió hace días en el centro de operaciones de la banda. Los ensayos cotidianos y los encuentros con periodistas y músicos amigos son parte del trabajo que se propuso este trío emblema del punk argentino para enfrentar su parada más ambiciosa: el Luna Park. “Decidimos concentrar todo en un solo show, hacer un festejo importante por nuestros veinticinco años”, adelanta Hernán Valente (Vala), guitarrista y cantante de Cadena Perpetua. “Estamos preparando algo íntimo, solamente con los amigos de siempre: los vientos y Sam Almeida en guitarra. Es nuestra manera de hacerlo especial.”
A pocos meses de haber lanzado el DVD Plaga y circo (grabado el 11/6/2011 en el Malvinas Argentinas) desde su propio sello, Dispara Discos, Cadena Perpetua está a punto de convertirse en la segunda banda surgida del semillero de esa escuela del punk local que alcanza el escenario del Luna Park, lugar que hasta ahora solo conoció Attaque 77. Pero hay una diferencia: Attaque llegó desmembrado, sin Ciro Pertusi; Cadena se subirá con la misma formación que mantiene desde hace 20 años. Edu, Vala y Damián “Chino” Biscotti llevan grabados cinco discos de estudio, dos EP y dos discos en vivo, todos plagados de letras filosas en las que nunca disminuyó la intensidad de esa mirada crítica que ponen sobre el ser humano y su capacidad destructiva. “El hilo conductor por el que nosotros hacemos música se mantiene desde el primer momento”, aclara Vala. “Eso nos permite armar un show que tenga muchos temas viejos, de todas nuestras épocas. Podemos agarrar un tema del último disco o uno que hable de la Iglesia, hecho en el ’94. Cambia la manera de decir las cosas, pero no el punto.”
En la charla, este trío equilátero funciona de manera similar a cuando están sobre el escenario. El equilibrio que se produce entre el espacio que ocupan y el sonido de cada uno se traduce en una charla donde la palabra circula sin sobresaltos. Mientras siguen trabajando en las canciones de un nuevo disco y releen una y otra vez a Galeano, los tres se abren a reflexionar acerca de su oficio y de los cambios transitados en estos años en los que, para Edu, “siempre fueron las canciones las que guiaron” lo que hicieron.
Vala: Pienso que en la vida de cada uno siempre aparecen momentos que te marcan, pero no creo que haya que exponerse deliberadamente para poder escribir. Mirá, ya pasaron cuatro años del último disco y todavía no llegó ese momento. Lo importante es no exigir. No hacer cuatro notas que más o menos peguen y una letra más o menos parecida a las que tenemos. Tratamos de escaparle a eso. Y solo el tiempo ayuda a que las canciones aparezcan.
Edu: Lo que siempre buscamos es que las letras lleven un mensaje que nos identifique y que por ahí, ésa sería la gloria, despierte alguna conciencia. Es muy ambicioso quizás, pero a veces se da, y ésa es la búsqueda que tenemos.
Vala: Las canciones reflejan momentos que pasamos, ya sea con una relación o situaciones de vida. Son letras que nos ayudan a descargar lo que vamos asimilando en la vida. Esas letras pueden hacer que otras personas, que pasaron por vivencias parecidas, se puedan identificar con nosotros. Sobre todo porque las letras son directas, sin demasiada poesía. Tratamos de que se entienda bien lo que pasa, que sean claras.
Chino: Hay muchas bandas nuevas y buenas. En ese sentido no lo veo tan distinto a otras épocas. Quizás sí en el público. En los ’90 me acuerdo de que cuando Cadena abría un show ya había gente en el recital. Ahora en los shows grandes la gente está más pendiente de la banda que va a ver y está poco sedienta de conocer bandas nuevas.
Vala: Yo hace mucho que solo escucho lo que me enamoró desde un principio y quizás consigo el mismo material en vinilo. No le doy mucha bola a lo nuevo, salvo a las bandas que se acercan para traer sus discos.
Chino: Lo que me pasa con las bandas mainstream, como Arctic Monkeys o Jack White, es que sabés que está bueno lo que hacen, pero no me generan emociones como las que tuve la primera vez que puse a los Ramones. Creo que es como el sexo, nunca vas a volver a perder tu virginidad, jejé.
Edu: A mí eso me sucedió con Nirvana, los Pistols y La Polla Records. Creo que a los pibes de ahora les debe pasar lo mismo con otras bandas, cuando las escuchan a los catorce o quince años, en ese momento en que uno trata de asumir su propia identidad y descubre las cosas que lo van a marcar para siempre.
Entrevista: Diego Fernández Romeral
* Domingo 15/11 en Luna Park, Corrientes y Bouchard. A las 19.
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