PELS, REINVENCIóN Y PROGRESO
En GOSPELS hay religión y psicodelia, actitud soul y chat entre guitarras.
› Por Juan Barberis
Dormiría, la segunda de GOSPELS, lo nuevo de PELS, probablemente sea una de las canciones argentinas del año. Después de una intro de piano sigilosa que parece revisar la topografía de un terreno devastado, la voz del cantante Agustín Zucal construye con gran tensión dramática una parábola sobre el insomnio trabajada con elementos de soul, música beat y rock de los ‘70. Es una pieza que, apuntalada por cambios rítmicos y la búsqueda de un sonido decididamente clásico, define la intención general del disco. “Hicimos algo a contratiempo”, dice Zucal, a pocos días del lanzamiento. “Son canciones pensadas como si fueran para un disco progresivo, bien vieja escuela.”
Después de publicar su debut Hugo en 2009, y el simple de pop barroco Nancy y Julio, producido por Pablo Matías Vidal (La Perla Irregular), los integrantes de PELS montaron su estudio en el quincho de una casona de San Isidro, en medio de un parque y al lado de una pileta, y durante un año y medio se internaron para componer y grabar al mismo tiempo sus nuevas canciones. Con jornadas extendidas y composición colectiva y sumamente lúdica, el resultado fue el movimiento más creativo e inspirado del grupo, con canciones que van del pop sesentoso hasta lapsos de rock más despojado y crudo, con referencias como Beach Boys, Plastic Ono Band y Television. “No estábamos buscando nada en particular. Lo único que teníamos como referencia es que queríamos hacer un trabajito con las guitarras a lo Marquee Moon”, dice Agustín.
Al mismo tiempo, con este nuevo disco, el grupo intentó correrse de ciertos rótulos impuestos: “Nos empezó a hinchar las bolas formar parte de la movida indie”, dice. “Quisimos hacer algo más grandilocuente, despegarnos de la idea del PELS anterior.”
Con grandes trabajos climáticos, entre sintetizadores opacos, guitarras beatlescas, pianos clásicos y la voz de Zucal interviniendo con una adherencia bien matizada, las nuevas canciones desglosan el microuniverso de este grupo de músicos que promedian los 30 años y comparten ya varias obsesiones: una de las grandes temáticas del disco es el paso del tiempo. “Voy en el furgón en el tren de la juventud / Me pasé de la estación pero sigo viajando aún / Algunos ya no están, se bajaron por su salud / Yo prefiero morir acá, sin entierro y sin ataúd”, cantan en El tren de la juventud, tema que estuvo muy cerca de terminar bautizando el disco. “Esa especie de Dios que es la juventud, que todos alabamos y que en realidad es una condena, un lugar obligado por el que pasar...”, señala el cantante. “Cuando tenés una banda, pasa el tiempo, te vas poniendo más viejo y de pronto el público que te sigue se va refinando. Ahora cuesta más llevar gente a los shows, tenés que reinventarte.”
Mientras planean un nuevo disco con matices más acústicos, la reinvención de PELS se apoya con éxito en la capacidad creativa de construir atmósferas y microuniversos difusos, capaces de moverse con soltura y gracia entre el rock y el lounge, el pop y el soul. “Fue como haber abierto una puerta nueva en lo estilístico”, dice Zucal. Después, se refiere al componente espiritual del álbum, sellado desde el juego de palabras que define su nombre. “Durante la grabación estuvimos muy conectados entre nosotros con sentimientos, con emociones, con la parte espiritual. Somos todos no creyentes pero coincidimos en la necesidad de creer”, dice. “A veces se hace difícil sostener el ateísmo o el agnosticismo, por eso lo que quisimos blanquear es que nos encantaría poder pasar a un plano de creencia y espiritualidad. Pero bueno, ya que no tenemos dios, decidimos volcar todo eso hacia la obra.”
Sábado 5 de diciembre en Besares Club de Cultura, Besares 1840. A las 23.
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