SATAN DEALERS, 15 AñOS EN EL LADO SALVAJE
Idas y vueltas del clan que nació con el nuevo milenio y encarnó la fuerza indómita del rock and roll.
› Por Julio Nusdeo
Cuando Satan Dealers estableció su identidad con la entrada de Julián “Chuli” Poggiese (ex guitarrista de Fun People) y Adrián Outeda (ex cantante de N.D.I.) a comienzos de 2001, su aparición fue imprescindible para aquellos hambrientos del espíritu salvaje del rock and roll. De hecho, verlos en vivo era un acontecimiento plagado de información y referencias: sus covers de Turbonegro, Roky Erickson, TSOL o Kim Carnes eran toda una anomalía. Incluso era un verdadero asunto descubrir bandas como Lime Spiders gracias a las remeras de Adrián.
Satan Dealers empezó salvaje: su estilo killer tomaba tanto de Cadáveres como del proto punk de Stooges, el glam onda Ziggy Stardust, KISS o los australianos Radio Birdman. El debut By My Side (2001), registrado en aquel reducto tan punk como beatnik que fue Estudio 72, de los Verme Arder, decantó natural: “Chuli y el Gato (NdR: baterista de Fun People) paraban ahí, tocaban con los chicos”, dice Adrián. Chuli financió el disco, publicado bajo su propio sello, Don Corleone Produzione di Musica Rock and Roll.
Le siguió Brightest View (2003), editado en conjunto con Scatter Records. Ellos y The Tormentos fueron las primeras bandas del sello. Pero entre medio, cuando Chuli se fue, apareció un costado más cancionero, plasmado en Roaming Songs (2002), un quiebre. El disco nunca tuvo edición oficial, algo a punto de cambiar: “Ahora Elio, con la Cosa Salvaje, lo saca en casete con un cover sorpresa”, adelanta Adrián.
En 2004 llegaron las giras por Brasil y la hermandad con grupos de allí como Forgotten Boys, Thee Butcher’s Orchestra, MQN o Autoramas, y con los uruguayos Motosierra, la participación en Porao de Rock frente a 20 mil personas, ida y vuelta en el día, y pila de historias, como cuando pararon en el Hotel Britania, en San Pablo. “En un momento, uno de los huéspedes sacó un chumbo y lo apoyó en el mostrador frente al encargado. Vimos eso, salimos y pasó Marco Butcher: ‘Qué hacen acá?’ Y nos llevó a su casa”. El hotel era lindo, dice Adrián. “Estaba en un barrio picante, me acuerdo de que había una iglesia y minas laburando alrededor. Te encontrabas con un predicador a los gritos en plena calle.”
El espíritu de Satan Dealers se mantiene presente incluso con los cambios de formación: Andrés “Pico” Barlesi fue del bajo a la guitarra, luego a Los Alamos y Springlizard; Alejandro Canussi se volvió “el” bajista del grupo; el guitarrista Martín Piñeyro, y los actuales Franco Morresi y Vito Rey. “Compartimos gustos musicales y al componer vamos llevándolo a un sonido que no escape tanto de lo que venimos haciendo”, sincera Adrián.
Con la edición de La eternidad en una hora, su quinto LP, el cantante siente verdadero placer: “Este y Canciones para desertar (2012) son los discos de Satan Dealers que más me gustan. La grabación fue muy parecida a la de Roaming Songs, en un lugar alucinante, El Attic, en General Rodríguez, distendidos, y eso siempre se nota en la música.”
Compuesto de doce canciones, resulta un reflejo de su historia. En palabras de Outeda: “Lo que se distingue en algunos temas es la falta de guitarras rítmicas, hay más arreglos y la base es bajo y bata. No dejan de ser rabiosos, como los temas a los que estábamos acostumbrados, pero también hay canciones más elaboradas”.
* Viernes 25/12 en Salón Pueyrredón. Desde las 22 con El Hombre Anormal, Culpables Directos y Los Burros.
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