Jue 31.12.2015
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#LAMARDEPLATA

› Por Santiago Rial Ungaro

“¡King Kunta!”, cantan unas negras hermosas y carnosas mientras el bueno de Kendrick Lamar baila detrás del ritmo, acompañado por sus viejos amigotes de Compton, demostrando que él es algo más que “Rey del Hip Hop de la Costa Oeste”. Dedicada a Kunta Kinte, el esclavo rebelde de Roots (la célebre ficción de Alex Haley), King Kunta no sólo es uno de los hitazos del año, con un video fascinante hecho por Director X. Con un ritmo irresistible y una actitud invencible, megalómana y a la vez tierna, el tema producido por su amigo Mark “Soundwave” Spears tiene todos los elementos para ser además uno de los mejores manifiestos de 2015.

Nacido en 1987 en Compton (la octava ciudad más violenta de Estados Unidos según el FBI), este simpático negrito de metro y 65 centímetros tiene algo de mago. Pero aunque cultural y artísticamente lo suyo sea profundamente negro –solo en ese tema cita-samplea a James Brown, Michael Jackson, Funkadelic, Dr. Dre y Tupac Shakur, quizá su referente artístico más directo– su magia es sin dudas blanca, o por lo menos lo suficientemente luminosa para permitirle alejarse alegremente de los clichés más burdos de un género como el hip hop, que de tan machista y violento es exasperante.

“Puse un mástil en mi ciudad, todos están gritando ‘¡Compton!’ Debería postularme a intendente cuando termine esto”, canta Kendrick Lamar en un tema homologable al Say It Loud - I’m Black and I’m Proud de James Brown. Con una salvedad: el esclavo rebelde 2015 ya no sólo se muestra orgulloso si no que reclama para sí (y para los suyos) la corona y el trono del Rey: “Ahora que estoy en el juego tengo a todo el mundo diciendo: ¡King Kunta! Todos le quieren cortar las piernas”, clama con una metáfora maradoniana en el tercer tema de su excelente To Pimp a Butterfly.

Su tercer disco también incluye genialidades como el iracundo The Blacker The Berry (con la participación del jamaiquino Assasin), Hood Politics, Insititutionalized, These Walls o el épico Alright. Kendrick parece tener la humildad paranoica de los que saben de dónde vienen: hace poco confirmó sus deseos de casarse con Whitney Alford, su novia toda la vida. “Ni siquiera la llamaría mi chica: es mi mejor amiga, alguien a quien le puedo comentar mis miedos”, la definió.

Sobre el final de King Kunta, Kendrick Lamar, príncipe y mendigo menos preocupado por que le corten las piernas que por traicionarse, advierte: “Para cuando escuches el próximo estribillo, el funk estará contigo”. Que el Funk permanezca contigo, Kendrick Lamar.

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