Jueves, 7 de enero de 2016 | Hoy
VIENEN LOS INDESCIFRABLES DEAD MEADOW
Su cantante celebra la naturaleza mutante del combo colgado.
Por Julio Nusdeo
Jason Simon cuenta la historia de Dead Meadow como la de tres chicos de Washington que pasaron su adolescencia alimentándose del punk de su ciudad, atestiguando el panorama de los ‘80 y ‘90 en que Dischord Records era referencia contracultural ineludible. “La escena tenía bandas muy buenas como Fugazi, Nation of Ulysses, Circus Lupus. Cuando empezamos, a finales de los noventas, sentimos que era tiempo de hacer otra cosa. Volvimos a Black Sabbath, Led Zeppelin, Jimi Hendrix, grupos que amamos desde muy chicos. Nos armamos como la antítesis del straight edge angular de entonces”, resuelve el guitarrista y cantante de este combo que tendió a improvisaciones colgadas, llenas de riffs densos.
“Tratamos de usar el rock pesado de los ‘60 y ‘70 como punto de partida. Era un momento raro, no había bandas similares con las que tocar: era hacerlo en shows metaleros o punks, pero no encajábamos en ninguno”, amplía. Resultó que bandas como Fugazi y The Make-up fueron de las primeras en apoyarlos y llevarlos de gira. Joe Lally, bajista de Fugazi, estaba empezando su sello Tolotta y editando bandas pesadas como Spirit Caravan: “Le copó Dead Meadow y nos ayudó inmensamente sacando nuestros dos primeros discos”.
Tras publicar Dead Meadow en el 2000 les ofrecieron hacer una sesión en el legendario programa radial del inglés John Peel que fue la primera grabada fuera de la BBC. ¿Recordás cómo ocurrió?
-No estoy seguro de cómo John Peel escuchó nuestro disco, le gustó y nos contactó para hacer una sesión en la BBC. Estábamos recién empezados y no teníamos planes ni shows allá. Propusimos que enviaríamos unas versiones en vivo y así salió. Lo grabamos en la sala de ensayo/estudio de Fugazi, en el sótano de Lally. Quedó bueno y crudo.
La música de Dead Meadow es relacionada con frecuencia al stoner. Pero tal acercamiento no cierra en el grupo: “No creo que hayamos sentido alguna vez que encajábamos en el stoner rock. Sí escuchábamos bocha a Sleep (banda californiana stoner doom de los ‘90), pero la mayoría de las bandas stoner no me atraían, no había nada tripero o demente en ellas, muchas parecían algo tontas. Creo que entonces ‘stoner’ era el término que la gente podía encontrar para nosotros. Ahora hay un montón de bandas a las que llaman ‘psych’ o ‘neo-psych’, y se nos aplica frecuentemente. Los géneros son absurdos, van y vienen. Dead Meadow parece nunca encajar en uno específico, y está bien por mí”.
En cuanto a lo que le gusta de la música del trío que completan el bajista Steve Kille y el baterista Mark Laughlin, Simon señala su carácter etéreo y la capacidad de perderse en ella: “Amo la música que me lleva a algún otro estado fuera de las preocupaciones de la vida diaria. Por eso luchamos, lo es que queremos que el oyente sienta al vernos o escucharnos. Trato de perder todo pensamiento y estar completamente presente en la música en cada show. Cuando funciona, es el mejor sentimiento.
La muerte de Lemmy Kilmister generó que cada cual evaluara de qué manera había sido alcanzado por su música, desde Sam Gopal a la psicodelia pesada de Hawkwind o su irremplazable aporte al thrash y el death metal. ¿Cómo te relacionaste con su trabajo?
-Hawkwind y Sam Gopal son definitivamente más influyentes para Dead Meadow que Motörhead, aunque me encantan las tres. De hecho escuché el disco de Gopal anoche y Grass es el tema del álbum. Lo sorprendente de Lemmy es que fue definitivo en tres grandes bandas. Siempre admiré la persistencia de visión y él la tuvo, fiel hasta el final.
* Lunes 11 en Festival Concrete Jams, Uniclub, Guardia Vieja 3360. Desde las 20 con Poseidótica y Güacho.
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