Nadie tenía idea de cuánto Internet podía cambiarles la vida a todos. Como un rayo inesperado que alumbra una zona prohibida, el mundo descubrió que los famosos también tenían genitales. Pasaron 20 años desde la aparición del primer sextape viral de la era web; y Pamela Anderson y Tommy Lee mediante, la sociedad jamás volvió a ser la misma. La protagonista de Baywatch y el baterista de Mötley Crue se conocieron en un boliche de Los Angeles en 1995, cuando ella era una de las mujeres más codiciadas de la Tierra (recordar el episodio de 1999, cuando la modelo y actriz irrumpió en una playa de Punta del Este y un convoy de jóvenes enardecidos siquiera dejó que aparezca). Pam y Tommy, ansiosos de perpetuar su fuego, se casaron meses después y emprendieron un viaje en yate por su luna de miel. Y por ahí asomaban las primeras cámaras digitales: nacía el porno fatto in casa.

“No pretendíamos hacer una porno”, dijo hace un tiempo Tommy Lee, cuando aquellos 54 minutos de vacaciones y sexo ya habían modificado la manera de procesar la información. Su recreo sexual fue el primer video que circuló por la web con el fragor de la información más candente: aburrido pero íntimo, los mostraba cogiendo. Antes que los portales de noticias asomaran la cabeza, los habitantes de esa red sin Facebook ni Twitter se las arreglaron para que las pieles famosas fueran carne para el pueblo. Por mail, de a pedacitos de un minuto, con screenshots o con hosts reventados alojando un archivo poderoso, aquella aldea global tuvo su primer boom de marketing boca a boca, clic a clic.

Mucho antes que Silvina Luna se apresurara a desnudarse en un viñedo, que Chachi Telesco lo hiciera con los calcetines puestos o que Wanda Nara se asomara entre las sombras con la boca entretenida, Pamela Anderson y Tommy Lee tuvieron la desventura de convertirse en cultura pop. Eso sí, costó la empatía con la playmate y el cockzilla: el goce fue meramente voyeurista. Y como casi todos, la circulación de estos videos tienen un por qué. En este caso pionero, un electricista enojado le robó la caja fuerte a Tommy Lee cuando el baterista no le abonó su trabajo. Allí estaba el video, que el electricista llevó a la red por tratarse de un universo aún sin reglas, ya que las jurisprudencias de estos delitos informáticos llegarían más tarde.

En 1996 el video empezó a correr y para 1997 ya era el más visto en la web. Con la suerte echada, Pam y Tommy Lee decidieron resignarse y sacarle el único rédito posible a tanto ruido: editaron oficialmente el DVD de sus vacaciones y ya no quedó ser humano sin ver las tetas de la blonda ni el infinito pene del baterista. La pareja no prosperó y el electricista no se hizo rico: la victoria fue de los curiosos, que descubrieron y saborearon las miserias y el oro del primer sextape viral en la historia de Internet.