Jue 24.03.2016
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AGUAS(RE)FUERTES

Taconazos

Una imagen escolar de la última dictadura cívico-militar.

› Por Javier Aguirre

Afuera, una banda de asesinos seriales, torturadores y ladrones de bebés hace lo que mejor le sale.

Adentro, en el patio cubierto de la escuela, los chicos de guardapolvo estamos todos formados en filas larguísimas, prolijísimas, casi castrenses; todos de blanco. Parecemos los “soldados blancos”, los stormtroopers de esa película increíble que mis viejos fueron a ver al cine y que yo no vi aún pero sé que es increíble porque los dos volvieron entusiasmados y en casa ya hay un par de muñequitos dando vueltas y están increíbles. Eso, mejor pensemos en La Guerra de las Galaxias. Mejor que la mente se vaya de paseo mientras tomamos distancia con el brazo extendido y esperamos, alineados, que aparezca la directora y empiece el Himno.

Afuera, el golpe sigue sonando. Cada chico que llega al patio cubierto habrá escuchado. Sus padres le habrán contado qué pasó en la casa de los tíos. O se lo habrán ocultado, según la estrategia. Le habrán advertido que, en la escuela, mejor no hablar de ciertas cosas. Le habrán dicho que los ingleses podrían bombardear Buenos Aires. Y a algunos chicos les habrán tocado cosas peores.

Adentro, en la escuela, otro golpe. Suena con puntualidad marcial de lunes a viernes a las 8.05. Fuerza el silencio, impone el miedo. Es un taconazo fuerte, como el saludo militar de choque de botas, sólo que éste es un choque de taco y baldosa. Taco ancho, macizo, cuadrado, negro, fuerte, implacable, como para soportar la anatomía de una experimentada y robusta directora de escuela primaria de la temporada ‘82. Se llama Zoraida, lleva el cabello verde oliva y el mentón elevado, de época. Taconea, se nota, con ira. Logra el silencio, logra el miedo. Mira el horizonte: no clava su vista —por suerte— en ninguno de los tantos soldaditos, stormtroopers de entre 5 y 12 años. Y grita: “¡Firmes!”.

Bueno... no. No grita “¡Firmes!”, pero casi. Grita: “¡Disciplina!”. O, en realidad: “¡Dis-ci-pli-na!”, para reforzar cada sílaba con ritmo de marcha militar. Y remata la letra final con otro golpe de taco en el piso. Golpe seco: todavía se oye el eco.

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