ELECTRO FOR EXPORT
Johanna Dragone encendió las pistas del verano europeo.
› Por José Totah
Johanna Dragone dice que quería ser “actriz, cantante, bailarina y presidente”, en ese orden. No se sabe si llegará al Ejecutivo (quizá no sea el target), pero mientras tanto lanzó Virtual Chaco, un EP de música electrónica que grabó en forma virtual con productores, músicos y DJ de todo el país bajo el nombre de Brijow. Sus temas fueron elegidos por sellos de Suiza, Italia y Alemania para sonar en las fiestas del verano europeo.
Dragone es la menor de tres hermanos y toca con ellos desde 2009 en Natural Cocaleros, que tiene dos discos editados donde fusiona electrónica con sonidos autóctonos (con actitud y formación rockera). Es socióloga (UBA) y trabaja en mediciones de audiencias, pero a la noche le da aire a su proyecto solista, que arrancó hace dos años. “Primero aporté voces al productor y DJ Fredi Vega, de Chaco, para hacer Summer Love y después lanzamos Kosech, que empezó a escalar en los charts europeos”, cuenta. Hicieron todo sin verse las caras, sólo se conocieron al final. “Es un signo de los tiempos, un nuevo paradigma: podés hacer música sin saber leer una partitura y conectado con gente en cualquier lugar”, explica.
Brijow prendió más rápido afuera que acá: Kosech fue seleccionado por el sello italiano Baci Recordings y alcanzó los primeros puestos de ventas en Beatport, uno de los sitios de descarga más importantes del mundo. Luego, el sello suizo Enormous Tunes eligió Dream City, grabado con el DJ Gonzalo Schmidt, para sumarlo al compilado Ibiza Nights. Otro track más, This Is Unreal, realizado junto a un productor griego y otro español, fue incluido en un EP del sello neoyorquino King Street Sounds.
Mientras tanto, para hacer pie en Buenos Aires, Dragone se alió con Demarco Project, de los gemelos Luis y Héctor Agüero (oriundos de Maipú, provincia de Buenos Aires). Con ellos saldría a tocar este año. “También estamos haciendo temas nuevos”, adelanta la cantante, que quiere lanzar un LP antes de diciembre y viajar a Europa a mitad de año a tantear el terreno.
Aunque no vive de la música, Dragone se lleva bien con su laburo de socióloga. “Para mí el éxito no es ganar plata ni ser famoso. Hay que ser feliz pero con condiciones materiales que lo permitan, y esas condiciones todavía no están dadas para que yo pueda dedicarme a full a la música”, afirma. Y suelta: “Estoy un poco decepcionada con la sociedad en la que vivimos, pero el arte siempre te salva. Con Brijow trato de iluminar, de limpiar lo negativo”.
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