KARINA VISMARA HABITA CASA DEL VIENTO
Melancolía y sutileza en el debut de una cantautora rockera que estudió música en Liverpool y pegó onda con Los Alamos.
› Por Julio Nusdeo
Karina Vismara sonríe y bebe café negro. Aún parece sorprendida de la sucesión de casualidades, suerte y magia que atravesó su camino desde que dejó Balcarce, su ciudad, para estudiar música en Liverpool durante cuatro años, luego volver y publicar Casa del viento, su álbum debut. “La idea era trabajar y juntar dinero para grabar”, resume. Allá laburaba y vivía en un pub, sin tiempo para más: “Eran cincuenta y pico de horas semanales durante ocho meses, así que la guitarra quedó relegada hasta que hubiera dinero para la grabación. Ahí perdí un poco mi identidad musical”.
Sin embargo, los caminos seguían tejiéndose y era cuestión de tiempo. “Allá me crucé con los Hermanos McKenzie y pegamos buena onda. Cuando estuve de regreso, vine de visita a Buenos Aires, nos juntamos y conocí a Jonah Schwartz en la fiesta de cumpleaños de Marina Fages. Poco después Jonah fue a tocar a Mar del Plata, volvimos a cruzarnos y escuchó lo mío. Me dijo si quería ir a Buenos Aires para abrir una fecha de Springlizard, la banda que tenía con Pico Barlesi. Allí estaban Los Alamos, hablamos luego del show y me invitaron a tocar en la presentación de Luces blancas”.
Lo que siguió en ese devenir de encuentros afortunados fue la colaboración junto a Barlesi en la producción artística de Casa del viento: “Empezamos a tocar juntos, compuso arreglos de banjo, y me gustó mucho el sonido. Para entonces tenía el setenta por ciento del disco grabado y supe que iba en la dirección incorrecta. Estaba confundida y me había dejado llevar por opiniones que no eran acertadas”. Ese material tenía una sonoridad similar a la de grupos como Beach House o Grizzly Bear, lo que Karina venía escuchando, pero no reflejaba lo que generaba en vivo. “Empezar a tocar con Pico me ayudó mucho, me alentó a guiarme por mi instinto, y en que estaba bueno que fuera acústico y simple.”
Grabado bajo el aura técnica de Pájaro Rainoldi y mezclado por Noah Georgeson (que trabajó con Devendra Banhart, The Strokes, Adam Green y Natalia Lafourcade) a cambio de “un pago súper simbólico”, Casa del viento carga melancolía y sinceridad, dibuja paisajes entre el hábil y sutil toque de Vismara, cuya voz profunda, por momentos en español y otros en inglés, completa el cuadro de un álbum “lleno de aprendizaje”. La edición física vía Exiles Records será presentada este viernes en Matienzo, con amigos y algunos miembros de Los Alamos: “Esa gente que parece que rapté y sometí, pero les tengo inmenso cariño”, bromea simpática.
* Viernes 22 en C.C. Matienzo, Pringles 1249. A las 21.
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