NO LE PIDAN FLORES A ROBERTO
El joven “standopero” mexicano innova con formatos digitales, neurosis y humor negro sobre dramas sociales.
› Por Brian Majlin
Roberto Flores creció en un universo noventoso en el que la referencia humorística fue la súper acidez de South Park. A partir de esa mirada crítica puesta en el reverso de lo cotidiano, llevó adelante desde el under una carrera por el stand up (género con incipiente desarrollo en su México natal) con especiales televisados y giras de artistas de varios países por América latina, agrupados por Comedy Central para La culpa es de Colón, que estrenará su segunda temporada el 19/5 a la medianoche.
Bajo ese formato llegó por segunda vez a Argentina y a un público que define como “espectacular, porque le gusta reírse de todo” y que, reconoce, está más acostumbrado al stand up. Pero Robtalcual (su nombre de usuario en redes sociales) no es solo referente standopero –como le dicen en México– sino especialista en innovar en formatos de todo tipo: de Twitter al guión de TV, desarrolló en Snapchat un nicho novedoso. “Hago personajes, así comencé hace tiempo, y el desafío es ser fresco pese a que ahora es la tendencia a la que todos recurren. Trato de hacer algo diferente, variar.”
-Permite mucho. Es una plataforma nueva pero que creció mucho y es bastante novedosa: es muy bueno poder llegar a diferentes puntos del mundo con tus videos. Es increíble. El peligro es que te copien o repetirte. Hay que tener cierto timing y visión, prepararse. El humor no es para cualquiera, más allá de la plataforma. Hay gente que es muy cómica, yo no lo era, pero para hacerlo en escena hay que tener timing y poder contarlo. No cualquiera puede, pero en definitiva lo que hacemos es escribir comedia, subir al escenario o subirlo a una red social y compartirlo con el público.
En un país en el que la referencia humorística pasa por Cantinflas y Roberto Gómez Bolaños, se declara fan del primero y cuestiona al del Chavo del Ocho por repetitivo. Alejado de modelos ajenos, toma sus propias neurosis y el humor negro como forma de elaborar discurso crítico. Dice que no toma el humor como terapia, aunque a veces se lo asocie, sino que “la gente se entretiene y se identifica” con eso.
Hace poco, la visita del Papa convulsionó la rutina mexicana y él se mofó de Francisco en las redes. Con irreverencia, cosechó miles de apoyos entre mexicanos que no se sentían representados por el espíritu vaticanista que inundó el país. Eso, dice, también es parte del humor: condensar un malestar social y provocar una salida humorística.
Es, además, lo que busca en El incorrecto, el programa que guiona para la TV mexicana y en el cual se ve su sello: “Estamos acostumbrados al drama y es una forma de liberarse un poco de lo que se vive a diario”.
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