EL MARKETING DEL PALO RAMONERO
Sus líneas de cerveza y salsa de tomate, la franquicia Ramones, la actuación y el presente ucrónico de la mítica banda punk: “Si todos estuvieran vivos, estaríamos sobre un escenario”.
Marky Ramone parece esos muñecos de nieve con los que uno se saca fotos en el viaje de egresados para mostrar que estuvo en Bariloche. Todos lo abrazan, lo tocan y le piden mensajitos para la radio (promocionando sus shows en Teatro Vorterix) o para algún conocido. En la rueda de prensa, todos celebran su mal español, una periodista se sorprende por “lo flacas que tiene las patas” y dan ganas de decirles a todos: “Un poco de respeto, che”. Este tipo es un sobreviviente: fue punk en el momento histórico que había que serlo, tocó en 1700 shows con Ramones durante 15 años, y grabó diez discos. Aunque es cierto que su flequillo espeso sobre los ojos y el chupín de rigor, a sus sesenta, lo muestran como un héroe quedado en 1978, justito cuando reemplazó a Tommy Ramone para Road to Ruin, para muchos el último gran disco de la banda.
-Ya traté de tocar lo mío pero los fans viejos y nuevos quieren canciones de Los Ramones. Y yo no estoy acá para competir con ellos, no tiene sentido intentarlo.
-Sí, hice un álbum de blues a los 18 y me encantaría grabar un disco de jazz, que suelo tocar cuando puedo.
-Creo que no hay grandes diferencias. La gente no cambia; confronta y habla de lo mismo: la corrupción en el poder, las relaciones entre chicos y chicas… Lo que se modificó fue la tecnología, no los punks, porque ahora todos suben sus cosas a Facebook e Instagram.
-Lo sigo pensando, pero mi papá murió hace poco y mi vieja está sola en una casa grande en Long Island. Creo que quiero vivir con mi mamá los próximos años para acompañarla. Me da pena dejarla sola y que la casa quede vacía cuando ella no esté.
-Mirá, ya no tomo alcohol (NdR: abandonó la banda entre 1983 y 1987 por sus problemas con la bebida), pero tuve la cerveza un ratito en mi boca y la escupí. Te puedo decir que es muy rica, aunque lo que verdaderamente me impulsó a fabricar la Marky Ramone Brown Dark Ale fue donar las ganancias a una fundación de chicos autistas. Lo mismo con la salsa de tomate, la Marky Ramone Brooklyn’s Own Pasta Sauce, cuyos beneficios están destinados a músicos que no tienen dinero para comprar sus instrumentos.
-No realmente. Pero si alguien me acerca un guión y me gusta, sin dudas haría una película. Mientras tanto me conformo viendo cine y buenas series, como Vinyl, House of Cards y Downtown Abbey.
-Seguramente estaríamos en un escenario, no importa si en un estadio o en un lugar pequeño. Para todos nosotros, lo mejor de nuestra vida siempre fue arriba del escenario. Yo estuve ahí en los ‘70, cuando el punk estalló, y voy a seguir haciendo estas canciones porque son demasiado buenas para no ser tocadas. Mientras lo disfrute y el cuerpo me lo permita, voy a seguir. Hoy, por ejemplo, me duele un poquito la espalda. Veremos como me levanto mañana… si me levanto.
* Viernes 13 y sábado 14/5 en Teatro Vorterix, Federico Lacroze 3455. A las 19.
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